Si fuere posible recorrer el reino de Dios, ¿qué observaríamos? ¿Estaría uno consciente de la materialidad, de las variables y mudables pretensiones mortales, con sus afectos y odios? ¿Habrían noche y pesar, pecado, enfermedad y muerte? ¡No! La Christian Science pone en claro que ninguna de estas evidencias de la materialidad y la mortalidad existen en el reino del cielo.
Jesús declaró (Lucas 17:20, 21): “El reino de Dios no viene con manifestación exterior. Ni dirán: ¡Helo aquí! o ¡Helo allí! porque he aquí que el reino de Dios dentro de vosotros está.” De esto se deduce que la habitación celestial no puede ser observada mediante los sentidos físicos, pero es discernida sólo a través de los sentidos espirituales. El cielo no es un lugar, mas sí un estado divino de la Mente. No es una locación distante, mas está dentro de nuestra contemplación espiritual, en nosotros mismos. Mary Baker Eddy escribe en The First Church o f Christ, Scientist, and Miscellany (pág. 267): “El cielo es la armonía,— la gloria infinita e ilimitada.” Y ella añade: “Nuestro gran Maestro ha dicho: ‘He aquí que el reino de Dios dentro de vosotros está’— en el entendimiento espiritual del hombre de todos los modos, los medios, las formas, la expresión y la manifestación divinos de bondad y de felicidad.”
Aquello que mora en la Mente, o la consciencia, no puede ser definido materialmente. Es percibido por los sentidos espirituales, que son los únicos que comprenden la forma inmortal e incorpórea, el color, la cualidad y cantidad de aquello que existe en la consciencia divina. El determinar la naturaleza del cielo es de inestimable valor, pues aquello que en el cielo es verdadero es en realidad verdadero también en la tierra, ya que el cielo no posee límites. La realidad celestial es nuestra para ser ejemplificada y utilizada aquí mismo. En el padrenuestro, Jesús declaró (Mateo 6:10): “Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” ¿Existen en realidad un cielo y una tierra materiales? En verdad sólo existe el cielo, pero la creencia material insiste en la existencia de dos dominios, y falsamente inviste a cada uno con la materialidad.
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