Cuando consideramos cuántos hay hoy día con insuficiencia de alimentos, alojamiento inadecuado y no gran esperanza de hallarse seguros, vemos cuán necesario es que el Científico Cristiano demuestre la abundancia de las ideas y talentos espirituales que son la fuente de la subsistencia de la humanidad.
La Christian Science se funda en la gran verdad metafísica contenida en las Sagradas Escrituras de la inseparabilidad de Dios y Sus ideas, el hombre y el universo. Tal enseñanza, aceptada como la base del correcto pensar, lleva a la percepción actual de la totalidad que es también la unidad de todo lo que existe en realidad. Porque cuando nos vislumbramos como ideas espirituales individuales vinculadas en la Ciencia al origen de todas las ideas — la Mente divina — comenzamos a vernos más armoniosamente coordinados o relacionados con nuestros semejantes.
Cristo Jesús demostró a plenitud jamás igualada la unión que existe entre Dios y Sus ideas. El sabía que Dios, el Padre, siempre está suministrando todo lo que es bueno, y que cuando la humanidad despierta a darse cuenta de su relación para con Dios y a la coordinación entre todas Sus ideas, no puede faltarle nada que sea esencial. Sabiendo esto, Jesús pudo alimentar a la multitud y ayudar a otros a que demostraran la provisión.
Jesús es el Mostrador del camino. Quien quiera imitarlo en sus obras debe atender a sus palabras y embeber su espíritu. Cuando el Científico topa con algún problema se esfuerza por seguir su consejo y su ejemplo. Así le sucedió al que esto escribe una vez que parecía afanarse en vano por invertir una creencia por largo tiempo admitida respecto a insuficiencia de sus recursos pecuniarios. Se sintió impelido a recurrir con renovada expectativa al padrenuestro. Hablando de esta oración en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” dice Mary Baker Eddy (pág. 16): “Nuestro Maestro dijo: ‘Vosotros, pues, orad así,’ y luego procedió a dar aquella oración que abarca todas las necesidades humanas.” De repente el que escribe esto encontró un nuevo significado en una de las súplicas de esta oración: “Danos hoy nuestro pan de cada día” (Mateo 6:11), y en su interpretación espiritual dada en Ciencia y Salud (pág. 17): “Danos gracia para hoy; alimenta los afectos hambrientos.”
Bien sabía Jesús que la humanidad necesita pan. Pero él enseñó también que el Cristo, la Verdad, expresado activamente en el estar consciente humano es el pan verdadero. “Yo soy el pan de la vida,” dijo (Juan 6:35); “el que viene a mí no tendrá hambre.” Mrs. Eddy nos insta a que expresemos activamente las cualidades cristianas de la gracia y el afecto a fin de asegurar nuestro bienestar.
Desde el mismo instante que el que esto cuenta se percató de este sentido del ruego antedicho que forma parte del padrenuestro, cesó de pedir para el mañana y poco a poco comenzó a demostrar la provisión. Se ha contentado con utilizar las ideas que se le van revelando, a diario por poco que estas se le evidencien. Estudió y volvió a estudiar la palabra “gracia,” y ha llegado a entender que significa a la vez amabilidad y gratitud, favorecer a la par que ser favorecido, amoroso y también amado. Vislumbró lo que significa un estado de gracia. Es un estar consciente del bienestar, sin más obligación que la de reflejar a Dios. Nos viene como el resultado de aceptar expectativamente y con cándido anhelo los favores y dotes que ya nos ha otorgado Dios. Vió que hay que estar completamente dispuesto a compartir estos favores y dotes para la gloria de Quien nos los da, si han de alimentarse los afectos hambrientos bendiciendo a nuestros semejantes. Porque recibimos sólo a medida que compartimos.
Si estamos expresando consciente y concienzudamente las divinas cualidades de que en realidad estamos hechos y si nos identificamos con nuestro verdadero origen o fuente de nuestro ser, ocupados estamos en la actividad que nos trae diariamente no sólo una provisión adecuada sino la afluencia misma de los recursos. Nos hallamos manifestando integridad y evidenciando que Dios y nosotros somos uno. Todos aquellos con quienes entablamos relaciones tanto personales como de negocios reconocen nuestra integridad inmediatamente. Esta engendra respeto. Su efecto es benéfico.
En semejante ocupación, el Científico Cristiano no ha de hallarse en ningún empleo carente de interés o mal remunerado. No será simple diente de rueda. Estará protegido contra la explotación, la monotonía o el tedio o una sensación de futilidad. Será un hombre de influencia en la fábrica, en los negocios o en la profesión donde encuentre actualmente la oportunidad de utilizar sus talentos. Podrá poner en práctica las ideas que emanan de la Mente divina y a las cuales él está siempre atento. Se ocupa en la vital actividad espiritual que asegura el éxito. Su ejemplo inspirará confianza y certeza a su prójimo. Así tomará parte en el establecimiento del reino de Dios en la tierra.
