Las siguientes curaciones son algunas de las bendiciones que mi familia y yo hemos recibido a través de la Christian Science durante los últimos veintiséis años. Mi esposo fué sanado de un tumor al estómago por un solo tratamiento dado en ausencia. A su tiempo no sabía él nada de esta Ciencia, pero mas antes que someterse a una operación se hallaba dispuesto a probar el tratamiento ofrecido por la Christian Science después que una señora le hubo explicado lo que ella sabía acerca de esta Ciencia. Después de su curación se sintió tan agradecido que comenzó a asistir a los servicios de una Iglesia Científica de Cristo, además compró la obra Ciencia y Salud por Mrs. Eddy.
Un año más tarde volvió él a experimentar otra maravillosa prueba de que Dios nos sana cuando ponemos en El nuestra fe. Durante la primera guerra mundial fué herido de bala en la cadera, y las heridas nunca se habían cicatrizado debidamente. A veces comenzaban a supurar, lo cual lo rendía muy enfermo. Un día al ocurrir esto mismo pidió ayuda a una practicista. Afectuosamente le fué dada la ayuda que sanó completamente las heridas de la cadera.
Nuestros dos niños asistieron a la Escuela Dominical, y la Mente divina fué su única medicina. En varias ocasiones fueron protegidos en accidentes. Cuando nuestra hijita tenía cinco años enfermó de sarampión tan gravemente que comenzó a delirar. Al poco rato de haber pedido ayuda a una practicista la niña se durmió apaciblemente. A la mañana siguiente quiso levantarse pero siendo yo una estudiante tan novicia y no sabiendo cuán rápidamente sana la Verdad, la tuve en cama. Al segundo día se levantó como de costumbre perfectamente bien.
Cuando esta hija tenía diecisiete años sufrió un accidente en el cual un trozo de acero le penetró el pecho perforándole un pulmón. Fué llevada al hospital, donde los médicos desesperaban salvarla. Se pidió ayuda a una practicista de la Christian Science mientras a pedido mío se descontinuaba todo tratamiento médico. La practicista le suministraba tratamiento a diario, asegurándome afectuosamente que Dios velaba por Su criatura, que ella se hallaba bajo Su ley de perfecta armonía y que Dios era su Vida. Al cabo de sólo tres semanas y media sanó. No hubo después de esta experiencia el habitual período de convalescencia. Por esta curación y por el amor y aliento que me dió la practicista me siento muy agradecida.
La niña de esta hija mía nació con pies y tobillos deformes. Se le prescribieron tirantes de hierro que la niña debía usar hasta que tuviera dieciocho meses. Se comenzó a darle tratamiento según la Christian Science y a las nueve semanas se le pudieron quitar los tirantes sin que más tarde tuvieran que volvérselos a colocar. De allí en adelante la niña gozó de una niñez normal. Cuenta ahora siete años y es en todo respecto completamente normal.
Un lunar que tenía en el párpado daba a mi rostro una apariencia desagradable. Mientras pensaba en esto un día recordé la promesa de la Biblia (Job 11:15): “Alzarás entonces tu rostro sin mácula.” Esa noche el lunar se desprendió del párpado. Recientemente otros lunares me aparecieron en el cuello. Una noche fui convidada a una iglesia filial para oír la grabadura fonorreproductora de una inspiradora reunión que siguió a la Asamblea Anual de La Iglesia Madre. Fué esta una ocasión de gran inspiración para mí haciéndome comprender cuán prácticas y de gran alcance son las promesas de Dios cuando ponemos nuestra confianza en El. A los tres días, mientras me vistía, noté que los lunares habían desaparecido de mi cuello. Desde entonces no han vuelto a aparecer.
En otra ocasión fui sanada de un grave ataque de gripe que no quería ceder a pesar de mis esfuerzos y oraciones devotas. Cuando requerí la ayuda de una practicista esta condición cedió en menos de dos días. Estoy muy agradecida por toda la ayuda que he recibido de los practicistas. El ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial me ha proporcionado una apreciación más grande de Mrs. Eddy y de su desinterés al revelar al mundo las maravillosas verdades de la Christian Science.—Brisbane, Queensland, Australia.
Deseo corroborar la declaración de mi esposa y expresar mi gratitud a Dios por los practicistas que nos han ayudado a hacer frente a condiciones adversas. Durante los años de la depresión financiera la Christian Science nos capacitó a establecer nuestro propio negocio y equiparlo con maquinaria. Buscando primero a Dios he hallado que todas mis necesidades han sido suplidas.
Yo soy la hija a la cual se refiere mi madre en su testimonio, y estoy sumamente agradecida por la maravillosa cura que mi hija experimentó de tobillos y pies deformes, como también de heridas que recibí en un accidente. Además estoy muy agradecida por el nacimiento armonioso de mi hijito.