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“Tesoros de Verdad y Amor”

Del número de enero de 1958 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“Si vivimos por el Espíritu, andemos tánica bién según el Espíritu” (Gálatas 5:25). ¿Qué pueden hoy significar para nosotros estas provocativas palabras de San Pablo? Pablo, que ya había aprendido la gran lección de la humildad, recalca reiteradamente que para comprender a Dios se necesitan las cualidades morales y las espirituales. El enseñaba que “si vivimos por el Espíritu,” tenemos que mantener paso a paso nuestra vida conforme a nuestro más alto ideal.

En la Christian Science, que se funda en la Biblia, aprendemos que el hombre verdadero, creado por Dios, vive en el Espíritu, porque Dios es Espíritu y está en todas partes. Pero también aprendemos que no basta hacer declaraciones absolutas sin entenderlas o sin normar nuestra vida de acuerdo con lo que enseña la Biblia. La Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy, Descubridora y Fundadora de la Christian Science, indican consecuentemente que es preciso expresar las cualidades a que se refiere Pablo como “el fruto del Espíritu” (Gálatas 5:22 y 23): “Amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza.”

Puesto que Dios es Espíritu, la existencia del hombre tiene que ser espiritual, pero ¿cómo enseña la Christian Science que la existencia espiritual se puede entender y verse como una posibilidad práctica? Mrs. Eddy nos dice claramente en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 265): “El hombre entiende la existencia espiritual en la proporción en que se aumentan sus tesoros de Verdad y Amor.” ¿Cuáles son estos “tesoros de Verdad y Amor” que hay que aumentar en nuestra vida? Un estudio en la Biblia y en los escritos de Mrs. Eddy de palabras tales como tesoros, joyas y otras semejantes, revelará que esos tesoros incluyen cualidades como las que ya mencionamos aquí.

Examinemos algunos de estos tesoros cerciorándonos de cómo ser “ricos para con Dios.” Dice Mrs. Eddy en Pulpit and Press (pág. 9): “El olvido de uno mismo, la pureza y el amor son tesoros indecibles,— oraciones constantes, profecías y unciones.” Y en la página 79 de su libro Retrospection and Introspection declara: “Sed templados en pensamiento, palabra y acción. La humildad y la templanza son joyas de Amor montadas en sabiduría.”

Como nos lo ha mostrado nuestra Guía, el olvido de sí mismo es esencial a fin de comprender la existencia espiritual. Un falso concepto de uno mismo como cuerpo físico o como persona limitada u orgullosa, impide nuestro crecimiento espiritual. Hay que ver al hombre como Dios lo hizo, una idea espiritual sin entidad aparte de Dios. El amor desinteresado o espiritual debe reemplazar al amor de uno mismo; comprendiendo que el hombre expresa a Dios y hereda habilidad divina disipa la consciencia o impresión de uno mismo; no gratificaremos la propia justificación o justificación de uno mismo si obedecemos la voluntad de Dios humildemente. La falsa rectitud farisaica quedará vencida si procuramos asimilarnos la rectitud que es natural al hombre como linaje de Dios.

La pureza es otro tesoro de Verdad y Amor, y aprendemos en la Biblia y en las obras de Mrs. Eddy que sólo siendo puro podremos ver la Vida como Dios o entender la existencia espiritual. Los sentidos materiales nada pueden decirnos de la realidad, pero mediante el sentido espiritual o estando espiritualmente conscientes, podremos darnos cuenta de Dios y de Su reino.

De idéntica manera, el amor es esencial — un amor desinteresado, compasión tierna según lo ejemplificó Cristo Jesús, sin lo cual la letra de la Christian Science resulta ineficaz. Dice Juan, el discípulo amado (I Juan 4:8): “El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor.”

Mrs. Eddy llamó la humildad una joya de Amor. Moisés expresaba humildad; el Salmista cantaba de ella; el Maestro Cristo Jesús llamó a los mansos bienaventurados y Pablo reiteraba con frecuencia en sus sermones lo necesaria que es esta cualidad cristiana. La humildad o modestia espiritual es ciertamente un precioso tesoro.

Nuestra Guía nos amonesta seamos “templados en pensamiento, palabra y acción.” En el Nuevo Testamento encontramos la palabra “templanza” como traducción de una palabra griega que significa dominio o disciplina de uno mismo, una cualidad que hoy se necesita mucho en el mundo.

En nuestra búsqueda de las páginas inspiradas hallamos en otra parte tesoros tales como virtud, sabiduría y verdad, o carácter verdadero. Es Cristo, la Verdad, lo que cura, y nosotros podemos reflejar ese poder espiritual sólo mediante la honradez. Y aprendemos en la Christian Science que hay que tener la existencia espiritual constantemente en nuestro pensar si hemos de razonar correctamente en nuestra labor curativa.

El Científico Cristiano busca estos “tesoros de Verdad y Amor” y se adueña de ellos, es decir, los comprende y utiliza como suyos. ¿Pueden perderse o robársele? Sólo si él cede a la tentación de descender de su norma de la perfección. Un tesoro de Verdad como la honradez se puede perder si quien lo posee se da a gratificar la deshonra, la falsedad, o la más leve divergencia de la verdad estricta. Asimismo perdería el amor si el odio, la envidia o la malignidad se cuela a sus pensamientos. Es obvio que el odio, o cosa alguna inferior al amor debe excluirse por completo a fin de poder expresar ese amor puro que es la nota tónica del éxito en la Christian Science. Aumentemos nuestro caudal de amor, no en ese sentido personal sentimental, sino la verdadera expresión compasiva del amor.

Si creyéramos que las antedichas cualidades no son esenciales, estaríamos haciendo caso omiso del tema principal de las enseñanzas bíblicas. La Biblia, carta de navegar de la humanidad, ha existido y se ha estudiado a través de los siglos porque los hombres han comprendido que no podrían vivir sin la Palabra de Dios. No hay más que estudiar el gran Sermón de la Montaña que pronunció Jesús para darnos cuenta de cuán tierna pero firmemente inculcó en los que lo oían la necesidad de tales cualidades morales.

En la Christian Science aprendemos que el cielo no es ningún lugar lejano que se pueda alcanzar únicamente muriendo. Siempre está a la mano, obtenible con sólo pensar y vivir obrando correctamente. Está en la consciencia o estar consciente de uno. Pablo habla del reino de los cielos como “la justicia, y la paz, y el gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17).

Muchos millones de personas ha de haber hoy que anhelan comprender la existencia espiritual. Es alentador aprender en la Christian Science que si uno se siente tentado a creer que la existencia espiritual es cosa remota, puede comenzar a entenderla allí mismo donde se halle aumentando sus “tesoros de Verdad y Amor,” en su experiencia diaria.

El Espíritu que es Dios es el único creador. El no ha creado el pecado, ni la enfermedad, ni la muerte. De ahí que no sean reales. El hombre real, creado por Dios, es espiritual. Las leyes de Dios son las únicas leyes. Estas verdades de la existencia espiritual son la base de toda curación según la Christian Science, pero nos producen resultados prácticos sólo haciéndolas nuestras, demostrativamente. “Andemos ... según el Espíritu.” Aumentemos nuestros “tesoros de Verdad y Amor” viviendo más desinteresadamente, más amorosamente y siendo más humildes, más consecuentemente verídicos, puros y templados en pensamiento, palabra y obra. Sólo así podremos entender la existencia espiritual, comprender que el hombre vive en el Espíritu, que su ser verdadero Dios lo gobierna y es armonioso y libre.

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