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¿Quién gobierna al mundo?

Del número de enero de 1958 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Quien gobierna al mundo? Si le hiciéramos esta pregunta a varias personas, sin duda recibiríamos diversas respuestas. La impresión que muchos tienen hoy es que el poder material y la voluntad humana son supremos y que estos pueden desafiar y a veces exceder el poder de Dios.

La Christian Science revela que el Cristo, la Verdad, es el poder de Dios que debe prevalecer finalmente. Aquellos que comprenden el poder de Cristo pueden dar testimonio de este hecho. La Biblia contiene muchos casos en los cuales el poder material de los mortales fué puesto de lado y reemplazado por el reino siempre-presente del poder del Cristo, que fué demostrado en los asuntos de los hombres.

Cuán impotentes fueron el gran Faraón egipcio, sus sabios y magos, cuando fracasaron en sus intentos de interpretar el sueño del rey. No obstante, José, el joven esclavo de una tierra extraña a quien habían encarcelado injustamente, desveló el misterio mediante el discernimiento espiritual otorgado por el cielo. Entonces Faraón, el símbolo de la supremacía mundanal, buscó a un hombre “en quien está el espíritu de Dios” (Génesis 41:38) y decidió nombrar a José gobernador activo del reino. Mediante la percepción de este mensajero inspirado, Egipto y la tierras que lo circundaban fueron provistos de alimentos durante los siete años de carestía. Donde el poderoso rey y sus consejeros habían fallado, José, el inspirado por Dios, había tenido éxito completo. Fué probado que el Espíritu y no la materia gobierna al mundo.

La Christian Science señala el hecho que todos en realidad están dotados del Cristo — el poder supremo de Dios, el Espíritu. Este hecho, cuando es comprendido y aceptado espiritualmente, puede ser probado en la experiencia diaria, tal como lo fué en la experiencia de incontables caracteres bíblicos. Después de la resurrección, el Maestro les dijo a sus discípulos que se le había dado todo poder, tanto en el cielo como en la tierra. Además dijo que todo aquel que se mantuviere firme en el reconocimiento del poder del Cristo, que él manifestó, haría las obras que él hizo.

Mary Baker Eddy escribe en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 536): “El entendimiento divino reina, lo es todo, y no hay otra consciencia.” ¿Cómo se manifiesta este poder supremo en los asuntos humanos? Sólo a través del individuo, mediante la consciencia espiritualizada. Todo aquel que humildemente se vuelve a Dios y se entrega al poder del Cristo rige así su vida y refleja el dominio otorgado por Dios en todas sus actividades.

El poder del Cristo es expresado por el individuo mismo — mediante la obediencia a aquel infinito poder que gobierna, Dios. Un gobierno propio tal nos libra de todas las leyes excepto aquellas que se basan en el Principio divino. El valor del dominio sobre sí mismo y la autonomía propia, es estimado por el autor de los Proverbios, a saber (16:32): “Mejor es el sufrido que el valiente, y el que rige su espíritu, que aquel que toma una ciudad.”

Durante la reconstrucción del templo en Jerusalem, el gobernador Zorobabel recibió este mensaje alentador de Zacarías, que le señalaba el éxito final de su cometido (Zacarías 4:6): “¡No por esfuerzo, ni con poder, sino por mi Espíritu! dice Jehová de los Ejércitos.” En estas palabras el profeta indicaba que la habilidad de llevar a cabo el trabajo era conferido por el Espíritu y no por el poder material.

Ya fuere que uno estuviere administrando sus asuntos particulares, dirigiendo una gran organización o gobernando una nación, uno puede recibir poder sólo de Dios. Un poder tal guía, mediante el pensar dirigido por el Cristo, solamente hacia la paz, la prosperidad y las bendiciones para todos. El despotismo y la esclavitud no pueden florecer donde la gente posee un concepto claro de Dios, el Espíritu, como supremo y que ha sido educado a reconocer y probar el poder del Cristo.

En el libro del Apocalipsis, el apóstol Juan nos muestra cómo el gran dragón rojo, reclamando poder sobre los hombres, fué muerto por la Oveja, que representa el Cristo — el poder espiritual de Dios. Fué la inocencia y la pureza en la consciencia de Jesús lo que le capacitó para ver la irrealidad de todo el mal y rechazar su falsa reclamación de poder. La inocencia y la pureza le habilitaron para ganar la victoria sobre la pretensión del mal que reclamaba aniquilarlo.

Hoy, el Cristo, la idea espiritual de Dios, ha sido revelada en su pureza, inocencia y poder a través de las enseñanzas de la Christian Science. El Cristo siempre-presente hace inmune al fiel siervo de la Verdad de los ataques del poder malo y le capacita para demostrar en su vida diaria el poder supremo del bien sobre el mal, del Espíritu sobre la materia. En una alocución a La Iglesia Madre que conmemoraba la comunión, Mrs. Eddy dice (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 126): “Una cosa está aquí eternamente; reina suprema hoy, mañana, por siempre. La necesitamos en nuestros hogares, en nuestra vida doméstica, en nuestros altares, porque con ella ganamos la carrera de los siglos. La tenemos sólo en la medida en que la vivamos. Esta es la sola cosa necesaria — la Ciencia divina, mediante la cual el pensamiento se espiritualiza, tendiendo hacia afuera y hacia arriba a la Ciencia en el Cristianismo, la Ciencia en la medicina, en la física, y en la metáfísica.”

¿Quién gobierna al mundo? Dios mediante Su Cristo; y Su dominio es demostrado en las vidas de aquellos que reconocen Su poder y que viven de acuerdo a las leyes del Espíritu, reveladas en las enseñanzas de la Christian Science. Mrs. Eddy escribe (ibíd., pág. 185): “ ¡Proclamada está la paz del Amor, y desvainada la espada del Espíritu! y no será envainada hasta que la Verdad reine triunfante por toda la tierra. La Verdad, la Vida y el Amor son formidables doquiera que se piensen, se sientan y se hablen o escriban — en el púlpito, en el tribunal, por los caminos o en nuestros hogares. Son los victoriosos que jamás serán vencidos.”

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