Muchos se vuelven a la Christian Science en razón de que enseña cómo vencer al temor. Si alguno preguntara: “¿Es posible no tener temor? pues que lea en el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy, estas palabras (pág. 410): “El Apóstol Juan dice: ‘No hay temor en el Amor, sino que el Amor perfecto echa fuera el temor; ... el que teme, no ha sido hecho perfecto en el Amor.’ He aquí una proclamación concreta e inspirada de la Christian Science.” Así nos alienta nuestra Guía a que obtengamos la comprensión del Amor divino que prueba la irrealidad del temor.
Que Dios, el Amor, tuviera temor sería inconcebible; es igualmente imposible que Su semejanza, el hombre, fuese temeroso. La inmunidad del temor es divinamente natural, no constituye un milagro. El temor se halla a menudo relacionado con la anticipación de algún acontecimiento. Si transportamos ese acontecimiento al presente, el individuo quizás halle que sus temores eran enormemente exagerados o que no tenían base alguna. A medida que uno se aproxima al punto en que se siente sólo consciente de la realidad divina, halla que el temor es sólo un fantasma. Todo aquello que es verdadero es bueno. Tan pronto como entramos en el reino del Amor, la Mente, el temor se desvanece sin esfuerzo alguno.
La comprensión que Cristo Jesús poseía del Amor divino le capacitó para repulsar a la fiebre de que padecía la suegra de Simón, en tal forma que esta la abandonó al instante. Cuando desapareció el temor, la fiebre ya no tuvo nada que la apoyase y como consecuencia se desvaneció. El amor que excluye el temor está siempre presente en la consciencia humana. El amor espiritual es la armadura que uno debería usar siempre, pues lo habilita a uno a vivir una vida libre de preocupaciones y temores. La habilidad de aniquilar el temor yace en el reconocimiento del hecho de la totalidad del Amor y la perfección del hombre, el reflejo del Amor.
Jesús fué el más intrépido de los hombres. Confiando en Dios, el Salvador no temía jamás el fracaso, ni aun cuando estaba resucitando a los muertos. La crónica muestra que haciendo caso omiso a lo que enfrentaba o tentaba al Maestro, él nunca se vió atemorizado; y él es nuestro Mostrador del camino. Cuando anduvo sobre las aguas caminando hacia sus asustados discípulos, les dijo: (Mateo 14:27): “¡Tened ánimo; yo soy; no tengáis miedo!” El Cristo nos proclama continuamente a cada uno el mismo mensaje hoy.
Algunos puede que digan: “Bueno, todo esto está muy bien en teoría, pero ¿qué de mí? ¿Puede este razonamiento ayudarme a vencer a algunos de los temores que me asaltan a diario — el temor de perder mi empleo, mi salud, mi vida misma?” Los buenos efectos del pensamiento semejante a Dios son probados por un gran número de personas, quienes diariamente se relacionan mejor con Dios. En “Retrospección e Introspección” Mrs. Eddy escribe (pág. 61): “La Ciencia dice al temor: ‘Tú eres la causa de toda enfermedad; pero eres una falsedad autoconstituida,— eres obscuridad, nada. Estás sin “esperanza y sin Dios en el mundo.” No existes y no tienes derecho de existir, porque ‘el Amor perfecto echa fuera el temor.’ ” ¡Qué cantidad tan enorme de nada la falsedad constituyéndose a sí misma ! La nada es lo que en realidad son los temores de la humanidad.
Los estudiantes de la Christian Science hallan que la adoración del único Dios verdadero es más importante para ellos que cualquier otra cosa. Están dispuestos a hacer todos los esfuerzos posibles para comprender y obedecer a Dios. Si el temor apareciera ser un problema para ellos, hablan con Dios o, mejor dicho comulgan con El mediante la oración y abren sus pensamientos para ser guiados por el Espirítu. Para aquellos que con sinceridad esto hacen y que sirven a Dios con fe expectante, la respuesta se hace visible y el temor se aparta.
Mediante la expresión del Amor divino, el pensamiento humano se arma de coraje y de libertad. El verdadero coraje — el coraje moral que subyuga la ansiedad — se manifiesta sólo a través de la comprensión creciente de Dios. Uno no teme aquello que uno comprende. Dios es Amor, y el Amor es Mente. El comprender la Mente trae consigo la verdadera paz de ánimo. El temor jamás se esconde, en realidad, en la mente subconsciente, puesto que sólo hay una Mente — Dios. Cuando lleguemos a conocer a Dios como la Vida, la Verdad y el Amor infinitos, y a reconocer al hombre como el reflejo de Dios, nos hallaremos libres del temor. La Christian Science no cambia al temor; lo destruye con la comprensión espiritual de la totalidad de Dios.
Las Escrituras nos mandan que no temamos. En el Salmo noventa y uno leemos lo siguiente (versos 5 y 10): “No tendrás temor” y: “No te sucederá mal alguno.” Llegando a estar más conscientes del Amor, uno llega a estar menos consciente del temor. El hecho más potente que en la actualidad se está llevando a cabo es la totalidad del Amor. No es algo que debe ignorarse, pero al igual que la Vida divina, el Amor debe reflejarse viviendo y amando. Dios es Amor, y la Christian Science demuestra que el Amor vence al temor. El Maestro enseñó a aquellos que le rodeaban que, según la creencia, el temor se opone al plan del Amor hacia la liberación y la paz. Siempre hay un medio por el cual se puede obtener la liberación del temor, pues Mrs. Eddy nos dice en Ciencia y Salud (pág. 225): “El Amor es el libertador.”
Ya que el hombre vive en la continuidad ininterrumpida de la protección del Amor, aquel que comprende esta verdad se ve libre de la aprensión, no siendo necesario jamás esperar, rogar u orar para introducirse en la atmósfera del Amor; puesto que en realidad ya se halla allí. Donde reina el Amor, el temor jamás lo estuvo, y el Amor lo es todo. Reconociendo el hecho divino que en verdad nada existe en el universo sino el Amor y su efecto perfecto, nosotros mismos podemos probar que el hombre no tiene temor.
