Mediante este testimonio deseo expresar mi profunda gratitud a Dios por Sus bendiciones y por Su gran bondad.
Cuando conocí la Ciencia Cristiana hace algunos años, la vida no tenía gran significado para mí. No sabiendo cómo utilizar la capacidad espiritual que ahora sé que posee el hombre por ser hijo de Dios, el Padre, no había logrado los resultados debidos y en proporción a mis esfuerzos humanos, porque jamás había podido aunar mis energías, pues las desperdiciaba quejándome de mi suerte y lamentándome por mis enfermedades.
Cuando el libro de texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” por Mrs. Eddy, llegó a mis manos no lo dejé más. Fue el faro que iluminó mi senda, y las creencias que me impedían demostrar la unidad del hombre con el Padre fueron vencidas una a una y con ello comencé a experimentar curaciones físicas.
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