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Hace más o menos nueve años...

Del número de abril de 1966 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace más o menos nueve años mi esposo falleció repentinamente. Mientras hablaba acerca de esto con un estudiante experimentado en la Ciencia Cristiana, éste me recordó que yo podía tornar esta experiencia en una manifestación de alabanza y de gloria a Dios. Sinceramente me esforcé por elevar mi pensamiento a la totalidad de Dios y por apartarlo de la tristeza y la sensación de pérdida.

Al principio esto pareció ser una tarea difícil, pero la practicista de la Ciencia Cristiana que me estaba ayudando me alentó a que siguiera adelante confiando en el amor siempre presente del Padre. Sentí una gran inspiración de pensamiento seguida de una gran inspiración. Me sentía consolada y sostenida hasta tal punto que a los dos días, cuando fue necesario que me entrevistara con los socios de mi esposo que aparecían emocionados y bastante perturbados por su repentino fallecimiento, pude consolarlos con bastante ánimo.

En el ínterin mi hermana que vivía en California vino a quedarse conmigo. Sabiendo que antes de convertirme en una estudiante de la Ciencia una experiencia de esta clase me habría abrumado completamente, se admiró de hallar que atendía a los asuntos pertinentes a los negocios y los de mi hogar, libre de toda sensación de tristeza. Aquí estaba viendo ella la Ciencia del Cristianismo en acción, y la manifestación del amor de Dios.

Ella quedó tan convencida que la Ciencia Cristiana es la verdad enseñada por Cristo Jesús que a su regreso, ella y su esposo comenzaron el estudio de esta Ciencia, tornándose después en devotos miembros de la iglesia y trabajadores consagrados de la Causa.

La completa curación de la soledad se efectuó gradualmente. La revelación de la totalidad de Dios como único y su demostración en la vida diaria me aportaron la liberación por lo cual estoy humildemente agradecida.

He experimentado la curación permanente de varias dificultades de orden secundario, mediante la aplicación de las verdades que ofrece la Ciencia. Una que recuerdo en especial fue la de un agudo caso de eczema a las manos. Esta condición había sido anteriormente diagnosticada como incurable.

Un fuerte resfrío resultó en una curación muy inspiradora que se produjo al estudiar “la declaración científica del ser” en la página 468 de Ciencia y Salud por Mrs. Eddy. Meditando acerca de cada frase y de cada palabra y afirmando su absoluta veracidad, pude levantarme de un estado de inmovilidad a uno de entera libertad, probando así hasta cierto grado, como nos lo asegura la declaración que “el Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza.”

Considero que es un gran privilegio ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, haber tomado instrucción primaria en la Ciencia Cristiana, y me regocijo por el hecho de que estoy trabajando por la Causa de la Ciencia Cristiana; esto sólo por cierto me ha confortado en los últimos años. Me siento agradecida por una mejor comprensión de Dios como Padre-Madre, Amor, por la vida de Cristo Jesús y por todas las avenidas por las cuales la Ciencia del Cristo es presentada a todos aquellos que buscan la verdad sanadora. También siento un profundo agradecimiento por Mrs. Eddy. —

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