En momentos de gran presión a menudo es difícil sobreponerse a los pensamientos erróneos que insinúan que no tenemos el tiempo suficiente para orar consagradamente como lo hacemos en la Ciencia Cristiana. Pensamientos de esta especie se le presentaron a una estudiante de liceo cuando se estaba preparando para tres exámenes muy importantes que debía rendir en días sucesivos.
Durante los dos primeros exámenes comenzó a sentir una sensación de presión cada vez mayor que le dificultaba el estudio que debía hacer para el tercer examen. Esta preocupación y el temor siguieron aumentando hasta que al fin sintió que ya no podía soportarlo más. Sólo tenía el tiempo de repasar rápida y superficialmente más o menos quince importantes capítulos sobre química, y el error le decía que si se tomaba ese tiempo para espiritualizar el pensamiento no acabaría el repaso.
Ella permitió durante cierto tiempo que estos temores le impidieran trabajar como había aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Mas cuando se percató que no se estaba concentrando en sus estudios, se dió cuenta que había estado desperdiciando un tiempo precioso al no tornarse a Dios en busca de ayuda.
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