Jamás dejaste la casa del Padre,
Jamás erraste el camino.
No importa cuál sea la evidencia
Que clame que estuviste perdido.
Allí está la senda a seguir,
Toda estrecha, segura, brillante;
Mas, si escogieras cualquier otra,
En ella está Dios vigilante.
Y El te guiará entre neblina
Y sobre intransitable colina,
Hasta que humilde, corregido, puro,
Prestes obediencia al Amor.
Ni cueva en el hondor de la tierra,
Ni hoyo de negra desesperación,
Pueden ocultarte del amor del Padre,
Ni privarte de Su protección.
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