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Alivio de la tensión nerviosa

Del número de abril de 1968 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Aunque mucha gente puede que defienda su derecho a estar preocupada, es muy útil recordar que la preocupación es una forma de pecado. Constituye una negación de la presencia y del cuidado de Dios. Es el temor disfrazado de respeto. Aquel que confía en Dios, implícitamente no se dejará dominar por esta forma de mala práctica o de pensamiento erróneo.

En la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. aprendemos que Dios es el Amor omnipotente y que el hombre es el hijo de Dios, el bienamado del Padre. Aprendemos que el mal es irreal, que no forma parte del universo de Dios. Aprendemos que la voluntad de Dios es la ley de la armonía y la bendición para toda individualidad. Por consiguiente, uno puede muy bien preguntarse: “Y entonces, ¿por qué preocuparse?”

Uno puede tener sus dudas acerca de su propia habilidad para demostrar estos hechos científicos. Pero la habilidad proviene de Dios y es libremente conferida al hombre como expresión de Dios. El punto en discusión es el de la adecuada identificación. ¿Comprendemos e individualizamos acaso, el hecho científico de que el hombre es la expresión de Dios, la actividad del Principio divino? Mary Baker Eddy se refiere a este punto en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, cuando dice: “El hombre es la expresión del ser de Dios” (pág. 470). Y Jesús señaló la fuente de la habilidad en esta declaración: “El Padre que mora en mí, él hace las obras” (Juan 14:10).

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