“Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio” declaró el profeta Habacuc refiriéndose a Dios (1:13). Esta verdad básica es fundamental para todas las enseñanzas de la Ciencia Cristiana. Debido a que Dios, el bien, es Todo-en-todo y el creador de todo lo que tiene existencia verdadera, no puede entonces existir ningún mal que Él pueda ver.
Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, comprendió que todo lo que Dios conoce es un hecho espiritual. La Mente infinita no puede conocer el mal, lo opuesto de sí misma, pues tal conocimiento anularía la infinitud de Dios y haría del mal un hecho permanente.
Si Dios, el bien, pudiera ver el pecado, la enfermedad o cualquier otra discordancia en su más ínfimo grado, ningún poder o invención material o espiritual podría hacer algo para cambiarlos o eliminarlos. La humanidad estaría entonces sujeta eternamente a estos males, y el reino de Dios contendría dentro de sí mismo las semillas de su propia destrucción.
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