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UNA ESTUDIANTE UNIVERSITARIA ESCRIBE

Tomando Decisiones Científicas

Del número de enero de 1970 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La existencia humana nos exige tomar decisiones constantemente. Estas decisiones van desde lo trivial hasta lo trascendental, desde decidir qué ropa vamos a ponernos o qué hacer por la noche, hasta el elegir una carrera o el compañero para toda la vida. Yo siempre temía tomar decisiones de importancia porque sentía que me encontraba luchando en un mar de temor e incertidumbre. Pero, por medio de mi estudio y aplicación de la Ciencia Cristiana, encontré la manera adecuada de tomar decisiones.

Nuestro primer paso es poner a un lado toda voluntad personal y dejar que Dios gobierne. Esto puede que signifique tener que abandonar proyectos favoritos y cosas que pensamos deberíamos tener o hacer, y además saber que la Mente divina gobierna de manera perfecta. En esta forma eliminamos el temor que quisiera meternos mentalmente en una camisa de fuerza, y encontramos nuestra inherente libertad otorgada por Dios.

Luego debemos negarnos resueltamente a escuchar opiniones e informes humanos, positivos o negativos. El plan seguro de Dios para nosotros ya está establecido en la Mente divina y es completo. Todo lo que esta Mente desarrolla, incluye lo necesario para su realización. No hace falta conocer o comprender cada detalle con anticipación. Un paso a la vez es suficiente. Nuestro Maestro, Cristo Jesús, aconsejó: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6: 34) .

Por último, tenemos que confiar en el gobierno de Dios. Orar, y luego observar la situación preguntándonos si Dios estará o no haciendo Su trabajo y cómo lo estará haciendo, acusa falta de fidelidad. Mrs. Eddy nos dice en Miscellany (pág. 171): “Confiad en la Verdad, y no confiéis en otra cosa”. No se nos pueden robar los resultados de nuestra demostración. La Verdad hace el trabajo y ningún pensamiento correcto y cristianamente científico puede permanecer sin resultados.

Esta forma de tomar decisiones me fue valiosa durante mi experiencia universitaria en los dos últimos años. Tuve que orar para vencer la indecisión y el temor cuando estaba considerando la posibilidad de renunciar a un puesto de secretaria, lucrativo y seguro, para volver a la universidad. Sentía que estaba estancada en aquel puesto. Me parecía que el completar mi educación era un paso definitivo de progreso, pero la mente mortal argumentaba que tendría que renunciar a muchas cosas. Cuando, por medio del estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud por Mrs. Eddy, percibí dónde reside la verdadera seguridad, y que nunca podría quedar sin ocupación o careciendo de lo bueno, mi temor disminuyó.

Una practicista de la Ciencia Cristiana me hizo notar que, cuando Moisés sacó a los israelitas de Egipto y se hallaron aparentemente atrapados en la ribera del Mar Rojo, el mar no se abrió hasta que ellos estuvieron preparados para seguir adelante. Me di cuenta de que deteniéndome, esperando a que Dios me hablara mientras yo no hacía nada para probar mi fe, no era la manera de avanzar. Tenía que estar dispuesta a avanzar aunque no viera claramente el próximo paso a dar.

No puedo expresar la maravillosa sensación de gozo, de anticipada alegría y de libertad que experimenté cuando tuve el valor de renunciar a mi puesto y de seguir adelante con mis planes para continuar mis estudios universitarios. Fue como si la tierra, repentinamente, hubiera cambiado del invierno a la primavera. Sentí la proximidad de Dios como nunca la había sentido antes y tuve la convicción de que toda la experiencia iba a ser un completo desarrollo del bien. He tenido que resolver algunos problemas, pero como he confiado en el plan y en la dirección de Dios, cada uno ha sido resuelto rápidamente.

Cada detalle de este desarrollo ha sido completo, armonioso y satisfactorio. Los horarios de las clases combinaron perfectamente de modo que cada asignatura no se interponía con las otras, lo que hizo que mis estudios fueran más fáciles y unificados. La oportunidad que tuve de servir en la Organización de la Ciencia Cristiana en la universidad me brindó una actividad feliz y valiosa, así como desarrollo espiritual. Hice nuevas amistades. Sin que lo esperara, se me presentó muy oportunamente un trabajo que ocupaba sólo parte de mi tiempo, y por medio de la completa confianza en la Mente como la fuente de toda inteligencia, he mantenido un alto promedio en mis calificaciones. Aun durante las vacaciones trimestrales pude comprobar la provisión de Dios.

Mrs. Eddy resume claramente la manera de tomar decisiones diciendo: “Cuando esperamos a Dios con paciencia y buscamos la Verdad con rectitud, Él dirige nuestra jornada” ( Ciencia y Salud, pág. 254).

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