Una Científica Cristiana que deseaba tener el concepto verdadero de matrimonio le escribió a una practicista de la Ciencia Cristiana pidiéndole consejo. La practicista le dijo a la joven que leyera en el libro de Isaías las siguientes palabras (54:5): “Tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre”, explicándole que si bien es cierto que un esposo es efectivamente un compañero, alguien que provee, que ayuda, alienta y muestra afecto desinteresado, es muy importante comprender que Dios es todo esto para con Sus hijos ilimitadamente.
Podemos decir que Dios, la Mente divina, y Sus ideas están desposados en una unión eterna y que Él le provee al hombre todo lo que necesita para su integridad, felicidad, paz y realización. El sentido mortal le impone imperfección a la humanidad, pero la Biblia, por medio de las bellas palabras de seguridad que se encuentran en el capítulo de Isaías ya mencionado, nos enseña que el recurrir a Dios ante la mentira misma de imperfección, trae a nuestra experiencia, y en forma tangible, Su bondad, provisión y protección.
En los Salmos leemos (68:6): “Dios hace habitar en familia a los desamparados”. Considerado espiritualmente, este pasaje nos revela que las ideas de la Mente moran eternamente unidas y en perfecta asociación las unas con las otras. Ninguna de las ideas de la Mente divina está ni por un instante sola puesto que las ideas de Dios moran dentro del Único infinito unidas armoniosamente a Él, en fructífera camaradería unas con las otras.
Debido a que la identidad espiritual y verdadera de cada uno de nosotros es una idea de Dios, de hecho estamos satisfechos y somos perfectos, y ninguna sugestión del mal que se nos presente como imperfección, puede alterar nuestro estado divino ya que Dios sólo ve perfección en toda Su creación.
Cuando aceptamos estas verdades espirituales, y ponemos el pensamiento de acuerdo con ellas, se convierten en una ley que corrige la creencia mortal en la imperfección, y entonces se manifiesta la plenitud de gozo mostrándonos, en forma práctica, el amor que Dios tiene por nosotros.
Dios, el bien, incluye todo en Sí mismo de un modo infinito. Su creación mora en Su totalidad y unidad. Debido a que no existe nada fuera de lo infinito, el bien no existe fuera de Dios. Sólo en Él encontramos bendiciones. Dentro de Su infinitud, que lo incluye todo en sí misma, todas las ideas son concebidas, alimentadas y sostenidas en perfección.
Mrs. Eddy escribe en The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 5): “Enteramente aparte de este sueño mortal, de esta ilusión y desilusión de los sentidos, la Ciencia Cristiana viene a revelar al hombre como la imagen de Dios, Su idea, coexistente con Él — Dios dando todo y el hombre poseyendo todo lo que Dios da”.
Ya sea que anhelemos tener compañía por medio de un esposo, una esposa, un hijo o un amigo, la tendremos de inmediato al aceptar primeramente la compañía de las ideas espirituales de Dios, que tenemos ahora mismo. Estas compañeras libran el pensamiento humano de toda forma de soledad.
En la consciencia de la vida que Dios otorga no existen terrenos estériles de insatisfacción. La alegría que Él imparte es verdadera y perdurable, y nos viene cuando aceptamos Sus pensamientos. Debemos reconocer que Dios está constantemente cuidando de nosotros, y debemos saber que el magnetismo animal no puede tergiversar el concepto correcto de compañero haciéndonos sentir que estamos abandonados.
La autobiografía de Mrs. Eddy Retrospección e Introspección, y sus biografías, son en realidad pruebas convincentes de las bendiciones que se obtienen al reconocer que Dios es el Todo-en-todo del ser del hombre.
Las continuas y amargas experiencias en sus relaciones humanas no pudieron desviar a nuestra Guía de su camino en pos de la Verdad. Al encontrar la Verdad en su comunión con la Mente, que es Amor, ella descubrió el gozo verdadero e inmediato. Vislumbró el reino de Dios en la tierra y experimentó en sus asuntos el consuelo de Su reino, aun frente a las peores agresiones del mal.
Es conveniente leer la vida de Mrs. Eddy, aunque sea sólo para tener una vislumbre de todas las bendiciones divinas que están disponibles en la experiencia humana para aquellos que mantienen a través de toda su vida un invariable sentido de unidad con Dios.
Aun en aquella experiencia en que se está viviendo y expresando plenamente todo lo que la palabra “marido” implica humanamente, debemos aprender que la felicidad humana, aun en su mayor grado, es sólo una indicación del amor invariable de Dios por el hombre, un amor que es infinito e incomparable. Toda la misión de Cristo Jesús fue una continua demostración del amor de Dios por el hombre y de Su cuidado.
La Mente no sólo constituye el más alto concepto de amistad verdadera, sino que nutre toda nuestra experiencia dándole fruto a nuestras actividades, haciendo que nuestros negocios prosperen en beneficio de la humanidad, dándonos una sensación mayor de realización en todo esfuerzo legítimo y, sobre todo, haciendo que el pensamiento se eleve espiritual- mente de manera que percibamos el significado y la profundidad del dominio que Dios le ha dado al hombre. En Ciencia y Salud (pág. 264) nuestra Guía nos dice: “Cuando comprendamos que la Vida es Espíritu, nunca en la materia ni de la materia, este entendimiento se desarrollará hasta llegar a su propia plenitud, encontrándolo todo en Dios, el bien, sin necesitar ninguna otra consciencia”.
    