“Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios” (Marcos 10:27).
Hace muchos años, cuando trataba de solucionar un problema de unas protuberancias que me habían aparecido en el pecho, me di cuenta de que, como Científica Cristiana, tenía una oportunidad para probar el poder de Dios sobre la enfermedad. Llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana y lo fui a ver inmediatamente. Él comenzó a darme tratamiento por medio de la oración. Esta curación no se produjo rápidamente. Durante el primer año no se evidenció mucho progreso. En efecto, los síntomas físicos parecían empeorar. Entonces, una tarde, me di cuenta de que tenía mucho que hacer de mi parte, que necesitaba espiritualizar mi consciencia. Durante el segundo año, a medida que obtenía un concepto más claro de la omnipotencia de Dios y de Su omnipresencia, se manifestaron interesantes pruebas de la verdad.
Una de éstas fue la conquista sobre el temor. Aprendí esta lección: “Cuando desaparece el temor, se desvanece la base de la enfermedad” (Ciencia y Salud por Mrs. Eddy, pág. 368). Otro progreso fue que pude estudiar largas horas a pesar del continuo dolor.
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