No tengo palabras con qué expresar mi inmenso agradecimiento por la Ciencia Cristiana que Mrs. Eddy legó al mundo y por la maravillosa prueba del poder sanador de Dios que hemos tenido en nuestra familia.
Hace muchos años mi esposo sufría de una enfermedad que, según la creencia mortal, lo hubiera destinado a estar el resto de su vida en un sillón de ruedas. Según los médicos esta enfermedad era muy grave. Decían que tenía artritis deformante en las caderas y también huesos cariados. Vivía lleno de dolores y tomando drogas todos los días, pero nada de esto lo calmaba.
Al comienzo mi esposo no puso en práctica la Ciencia Cristiana. Ni siquiera por curiosidad había tomado un libro para leer sobre este tema, a pesar de yo insistir en ello. Cuando ya nada restaba por hacer en su auxilio, recibió el divino mensaje de Dios de empezar a poner en práctica la Ciencia Cristiana, y entonces todo cambió.
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