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El amor de Dios trae crecimiento espiritual y curación

Del número de enero de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace Años que estudio la Christian Science. Cuanto más estudio la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy, más me atraen las enseñanzas y la vida de Cristo Jesús. El amor que su vida da a la humanidad me conmueve profundamente y siento que apenas he empezado a vislumbrar su significado. La necesidad de aprender más me lleva a los Evangelios, y allí descubro la verdad de estas palabras: "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Heb. 13:8). La Christian Science me ayuda a ver que esto es cierto en todos los aspectos en que uno pueda pensar.

Comparada a la de muchas personas que conozco, mi vida ha estado libre de enfermedades. Sin embargo, en ocasiones he necesitado sanarme. Cuando considero retrospectivamente esas ocasiones, las veo como períodos de notable crecimiento espiritual.

Hace años mi esposa y yo hicimos planes para irnos de viaje un fin de semana. Al tiempo de salir, me salieron en la cabeza varias llagas dolorosas. Llamé a un practicista de la Christian Science para que me diera tratamiento, y con mi esposa decidimos seguir adelante con nuestro viaje. Siempre había confiado en la oración cuando no estaba bien, y cuando llegamos al hotel oré antes de acostarme. A la mañana siguiente me desperté con la convicción inamovible de que debía estudiar el capítulo "Los pasos de la Verdad" en Ciencia y Salud. Lo leí, reflexioné sobre lo que decía, y oré con las ideas que presentaba. Lo leí varias veces.

Había algo en mí que me decía que la verdad espiritual que necesitaba entender en ese momento estaba allí, y nada hubiera podido sacar ese libro de mis manos. Eso fue todo lo que hice ese fin de semana. De a poco, pero con seguridad, comencé a sentirme muy cerca de Dios y muy lejos de la enfermedad. El dolor cesó y los síntomas empezaron a desaparecer. El lunes pude volver al trabajo y la condición física sanó completamente en poco tiempo. Había aprendido que Dios es el único poder, el poder de la Vida y del Amor produciendo armonía y salud en mí y en toda Su creación.

En otra oportunidad, yendo a la estación del tren subterráneo una tarde de lluvia, resbalé en las escaleras y caí pesadamente sobre la espalda. Recuerdo que dije en voz alta: "Dios, ayúdame", y sentí como si me hubieran levantado suavemente de los hombros hasta quedar en pie nuevamente. Si bien sentía dolor, pude llegar a casa. Oré mucho esa noche, y fui a la oficina al otro día. Pero durante el año que siguó tuve períodos de mucha molestia y me movía con gran dificultad. Recurría a la Biblia con frecuencia y estudiaba los distintos relatos de las curaciones que realizó Jesús. Luego leía Ciencia y Salud para comprender más el Principio que fundamentaba lo que él estaba demostrando. Fue una etapa de gran crecimiento espiritual que yo necesitaba mucho. Aprendí a ser más paciente, menos impulsivo y más amable. Cuando aprendí que el Amor divino es el aspecto más importante de la obra de Jesús, la curación fue completa.

Otra vez, cuando estaba en una reunión, me sobrecogió un dolor muy intenso. Dos amigos me llevaron a casa. Ambos eran Científicos Cristianos. Durante el corto trayecto, percibí un amor y una calma muy grandes que hacía mucho tiempo que no sentía. No había dolor allí, no había pecado, sólo había Amor y una sensación de ser digno de ser amado. Durante las próximas semanas, cada vez que volvía el dolor, también volvía a mi pensamiento esa sensación de Amor y su poder sanador. Cada vez que leía la Biblia veía que Jesús obraba para hacernos tomar conciencia a todos de este Amor, y empecé a entender lo que quiso decir la Sra. Eddy cuando escribió: "Vida es sólo Amor" (Himno No. 30 del Himnario de la Ciencia Cristiana). El dolor desapareció y pude moverme normalmente. Esto sucedió hace ya varios años y desde entonces he estado completamente libre.

Jesús instó a la gente a que creyera "en el evangelio" al decir que "el reino de Dios se ha acercado" (Marcos 1:15). Con los años he llegado a sentir cada vez con más fuerza y firmeza que la Christian Science tiene que provenir de Dios, porque me está ayudando a mí y a miles de personas a comprender el mensaje de Jesús y a creer en él. Las obras sanadoras de Jesús llevan a la conclusión de que el hombre es la obra de Dios y que la voluntad de Dios se está haciendo "como en el cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:10). La Christian Science confirma esta enseñanza junto con la prueba que la acompaña, la curación y la liberación del pecado. Estoy muy agradecido por la fidelidad a Dios que tuvo la Sra. Eddy, por su pureza de corazón que la capacitó para descubrir la Christian Science, y por su amor que la impulsó a compartir con toda la humanidad lo que Dios le reveló sobre la Verdad y el Amor. No sé de nada, fuera de su obra Ciencia y Salud, que haga a la Biblia cobrar tanta vida y que capacite a la gente para experimentar su poder sanador de manera tan invariable.


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