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Una introducción a la Biblia

La historia de Daniel

Del número de enero de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace mucho tiempo, casi seiscientos años antes de que naciera Jesús, la ciudad de Jerusalén fue conquistada por el ejército babilónico del rey Nabucodonosor. Miles de israelitas fueron llevados cautivos a Babilonia. Esa fue una época muy triste para el pueblo hebreo.

Entre los cautivos había un jovencito llamado Daniel. Su historia fue escrita muchos años después cuando los hebreos sufrían la opresión de otro rey. He aquí lo que la Biblia nos cuenta de Daniel en el libro que lleva su nombre, caps. 1-6.

El rey Nabucodonosor ordenó a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que eligiera entre los hebreos a los jóvenes más inteligentes y bien parecidos para que sirvieran en el palacio del rey. Tenía que entrenarlos durante tres años para que aprendieran el lenguaje de los babilonios y las ciencias de esos días. Y para que fueran fuertes debía darles de la comida y del vino del rey.

Aspenaz eligió a Daniel y a tres de sus amigos. Pero ellos no pensaban que era correcto comer de la comida del rey, porque iba en contra de la ley hebrea. Daniel preguntó si les podía dar simplemente una dieta de agua y verduras a cambio. Aspenaz no estaba seguro de que esto fuera una buena idea, pero decidió probar por diez días. Después de los diez días, los jóvenes se veían más saludables que aquellos que habían comido la comida del rey. Entonces les permitió seguir comiendo lo que querían.

Después de tres años, Daniel y sus amigos eran más sabios que los otros jóvenes. La Biblia dice que: "Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias". Daniel 1:17. De modo que fueron elegidos para servir al rey Nabucodonosor.

En aquella época, se consideraba que los sueños eran muy importantes. La gente pensaba que eran premoniciones de lo que iba a ocurrir en el futuro.

Una noche, el rey tuvo un sueño que lo perturbó mucho. Mandó llamar a los sabios para que le dijeran el significado del sueño. Pero el rey se había olvidado de qué se trataba el sueño, y los sabios no podían interpretarlo. Esto molestó mucho al rey. Y ordenó matar a todos los sabios del reino, entre ellos a Daniel y sus amigos.

Entonces Daniel le pidió al rey que le permitiera interpretar el sueño.

Daniel confiaba en que Dios le revelaría lo que necesitaba saber. El rey estuvo de acuerdo, y Daniel y sus amigos oraron a Dios. Sus oraciones muy pronto fueron respondidas. Una visión de noche le mostró a Daniel el sueño y su significado.

Daniel le dijo al rey que sólo Dios podía revelar lo que significaba el sueño. Entonces le explicó que el sueño mostraba los diferentes reinos que habría en el futuro. El rey se sintió muy satisfecho y elogió al Dios de Daniel. El éxito de Daniel impidió que él y los otros sabios fueran asesinados. Y el rey puso a Daniel como jefe de todos los sabios.

En total, Daniel sirvió a cuatro reyes en Babilonia. El tercer rey, Darío, respetaba tanto la sabiduría de Daniel, que lo nombró gobernador sobre los ciento viente gobernadores de su reino. Algunos de los gobernadores estaban muy celosos por ello y decidieron tramar algo para liberarse de Daniel. Persuadieron al rey para que firmara una petición declarando que durante treinta días nadie en la tierra podía odorar a ningún dios u hombre sino al rey. Si alguno desobedecía, sería arrojado al foso de los leones.

Su lealtad a Dios era para Daniel más importante que el temor a ser arrojado a los leones. De manera que continuó yendo a su casa tres veces al día a orar. Esto era exactamente lo que sus enemigos querían que hiciera, y lo arrestaron de inmediato. El rey, se dio cuenta de que lo habían engañado, y trató de salvar a Daniel. Pero le recordaron que una vez que el rey daba su palabra, no se podía echar atrás. Entonces arrojaron a Daniel al foso de los leones. Daniel confiaba en que Dios cuidaría de él. El rey, por otro lado, estaba muy preocupado por Daniel. Ni bien amaneció, fue corriendo al foso y llamó: “Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo ¿te ha podido librar de los leones?”

El rey se sintió muy contento y aliviado cuando escuchó a Daniel contestarle desde el foso de los leones: "Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño". Daniel 6:20, 21, 22.

El rey entonces ordenó que sacaran a Daniel del foso. Y mandó que todos los hombres que habían acusado a Daniel fueran echados a los leones. Luego hizo otro decreto: A partir de ese momento, todos en su reino debían servir al Dios de Daniel porque Él solo es el Dios viviente que permanece para siempre. Durante todo el tiempo que sirvió a los reyes de Babilonia, Daniel amó y obedeció a Dios y siempre puso Sus leyes primero. El valor y devoción a Dios que manifestó Daniel dio inspiración y esperanza al pueblo judío durante una época muy difícil de su historia.

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