Andar en bicicleta es lindo. Pero si tu bici tiene una cadena con un candado grande y no encuentras la llave, estás perdido. Especialmente si quieres ir a la escuela en tu bicicleta a la mañana siguiente. Esto fue exactamente lo que le pasó a Lisa. Buscó su llave por todos lados. Pero no lograba encontrarla.
Le preguntó a su mamá y a su papá “¿Vieron la llave de mi bicicleta?” Pero no la habían visto.
Llamó a su hermanito: “Tomás, ¿viste la llave de mi bici?” Pero él no la escuchaba. “¿Qué estará haciendo?”, pensó Lisa, al asomar su cabeza por la puerta de la habitación de su hermano.
Tomás había transformado su habitación en un campamento indio. Tenía puesto un sombrero de plumas en la cabeza, que él mismo había hecho.
Y tenía la cara pintada de muchos colores. Una mesa que había puesto patas para arriba y envuelto en una manta, era su carpa. Y ya no se llamaba Tomás, sino Oso Pequeño, como uno de los héroes indígenas que conocía.
Por supuesto que Lisa no sabía eso. Así que le preguntó: “Tomás, ¿sabes dónde está la llave de mi bicicleta?”
Pero Tomás, mejor dicho, Oso pequeño, justo en ese momento estaba cabalgando en el lomo de su pony por la pradera. “¡Yea!”, gritó cuando vio a Lisa de pie en la puerta. Y le lanzó su lazo (un trozo de cuerda para colgar la ropa). “¡Qué tonto eres!”, le gritó ella. Luego se dio media vuelta y cerró la puerta de un portazo.
Esa noche la llave no apareció.
Cuando Lisa se levantó a la mañana siguiente ya estaba más tranquila. “No debí haberme enojado con Tomás”, pensó. Antes de salir para la escuela, a pie, por supuesto, en silencio se acercó a ver a su hermano. Tomás no estaba durmiendo en su cama. Estaba acostado en el campamento que había hecho.
Lisa se arrodilló ¡unto a él y le susurró: “Te quiero muchísimo”.
Al hacer esto, sintió un pedazo frío de metal debajo de su rodilla. Lisa no podía creer lo que veía. Oculta debajo de las mantas, toallas y almohadas del campamento indio, estaba la llave perdida de su bicicleta. Así nomás. Hasta hoy, nadie sabe cómo llegó allí. En serio. Tomás insiste en que él no fue.
Lisa había escuchado un buen pensamiento de Dios. El amor que ella sentía por su hermano vino de Dios, quien es el Amor mismo. El Amor la ayudó a encontrar su llave. Dios siempre ayuda a todos a expresar amor hacia los demás.