Por la noche me acuesto en mi camita calentita.
Mi mami viene y me arropa.
Pienso en Dios por un rato y sé que
está tan cerca como mi mantita.
Dios me quiere mucho.
Y me cuida.
Entonces me duermo tranquilita.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!