Puede que el baterista de jazz alemán
no sea tan conocido como Max Roach o Roy Haynes entre los amantes del jazz, pero él ha podido desarrollar una exitosa carrera dedicándose tiempo completo a la música. Kai, quien hace poco se graduó del Musik-Hochschule en Hamburgo, se dedica a tocar en bandas de jazz grandes y chicas, alrededor del mundo, entre ellas, la Orquesta de Jazz Juvenil de Alemania. En la siguiente entrevista con el Heraldo nos cuenta de sí mismo, de sus viajes, y qué lo inspira a tocar tan buena música.¿Cuáles son tus músicos preferidos?
En la batería el que me gusta más es Jack DeJohnette. Él es mi gran inspiración. Hay muchos músicos fantásticos, pero en general, me gusta Miles Davis y Keith Jarrett, y las grandes bandas de Count Basie y Duke Ellington.
¿Siempre te gustó la música?
Siempre. Cuando era joven mi padre escuchaba jazz, especialmente a Oscar Peterson y Errol Garner. Él tocaba jazz en el piano un poco como hobby, y yo a veces lo escuchaba cuando practicaba en la sala de casa en nuestro piano vertical.
¿Hay algún tipo de música que te cuesta escuchar?
Yo respeto todo tipo de música pero no todo me gusta.
¿Cuándo empezaste a tomar clases de música?
Empecé a tocar la batería en la escuela de música cuando tenía nueve años. Luego, la escuela secundaria tenía una banda grande y empecé a tocar allí. Más tarde, el maestro que dirigía la banda me dijo que sería bueno que fuera a ver a otro maestro de batería para aprender a tocar jazz. Entonces cambié de maestro y tomé lecciones de batería para tocar jazz, durante unos años.
¿Cuándo empezaste a viajar con una banda?
Después de estudiar unos dos años en el Musik-Hochschule, empecé a tocar con la Orquesta de Jazz Juvenil de Alemania. Ésa fue la primera banda con la que viajé alrededor del país. Por lo general tocábamos en Alemania, pero en mayo del año pasado fuimos a Moscú por tres días, y tuvimos dos días de ensayos con otra banda grande de Rusia. Y el último día dimos un concierto. Tocamos diez piezas que fueron conducidas de manera alternada por el director ruso y el alemán.
¿Cuál fue el aspecto más sobresaliente de tu viaje?
Poder tocar en un club de jazz ruso. El director de la banda rusa, Igor Butman, tenía su propio club de jazz en Moscú, y también otra banda grande. Una noche, cuando estábamos en la ciudad, él tenía programado un concierto en su club, pero el baterista de la banda que tenía que tocar estaba en África y no podía regresar a tiempo para el concierto. Había perdido el avión, o algo así. Entonces el Sr. Butman me pidió que ocupara su lugar. No tenían una partitura para mí, pero yo lo observé mientras dirigía, y él me dio instrucciones sobre los ritmos que íbamos a tocar. Todo salió muy bien porque yo conocía algunas de las canciones, pero tenía que escuchar con cuidado y tocar con los otros músicos. Me hizo sentir muy bien que el director confiara lo suficiente en mí como músico como para pedirme que tocara aquella noche en su club. Hasta ese momento sólo me había conocido por los dos días de ensayos con la orquesta.
¿Has dudado alguna vez de ti mismo o de tu talento como músico?
Siempre me he sentido confiado en mi música. He aprendido que el hecho de que distintas bandas o músicos me llamen o no, no es una señal de que sea o no mejor músico de lo que soy. A menudo es cuestión de gustos. Si inventas algo nuevo o tienes tus propias ideas sobre cómo se debería tocar alguna pieza musical, puede que sea tan diferente que los otros músicos no lo puedan o no lo quieran comprender.
¿Qué hace a un buen músico?
Pienso que los buenos músicos están conscientes de que cuando tocan su instrumento lo fundamental es tocar música. La parte técnica no es tan importante. Lo que uno practica en su casa no tiene nada que ver con la música que uno toca en el escenario. Cuando estás allí tienes que escuchar lo que sucede a tu alrededor y tocar música. No consiste solamente en esforzarte por demostrar lo que estuviste practicando, o que eres el mejor porque tocas fuerte y rápido, para que todos te puedan escuchar.
Quieres decir que el ego puede ser contraproducente...
Tocar música para acrescentar tu ego — “Vean lo fantástico que soy” — es muy destructivo para la expresión artística de un músico. He descubierto que cuando me aparto de mí mismo y recurro a Dios como el verdadero Ego, surge lo mejor en mí. Obtengo buenas ideas y toco con más individualidad. Y tu individualidad es importante porque todos sienten cosas diferentes y tocan cosas diferentes, especialmente en jazz, porque tienes mucha libertad para improvisar.
Si tocas según la norma de jazz de Estados Unidos, o viejas piezas de jazz y canciones de obras musicales de Broadway, tienes algunos cambios en la melodía y en los acordes. Primero tocas la melodía con la banda. Y luego cada solista improvisa sobre los cambios de acordes. A veces puedes improvisar con toda libertad, sin ningún cambio de acordes. Luego estás solo, y necesitas todavía más inspiración porque ya no hay más acordes para acompañar.
¿De donde obtienes tu inspiración?
Cuando compongo música recuerdo que todas las ideas creativas que me vienen a mí, o a cualquier persona, provienen de Dios. Están siempre allí. Y cuando estoy dispuesto a escuchar, sé lo que tengo que tocar, sé cómo convertir estas ideas en música.
Cuando acallo mi propia voluntad y mis manos y pies tocan como por sí mismos, es que me siento inspirado por Dios, o el Alma. En otras palabras, yo no decido conscientemente lo que tengo que tocar, simplemente se da. En Ciencia y Salud hay una frase que me gusta mucho porque explica lo que sucede. Dice así: “La influencia o acción del Alma confiere libertad, lo cual explica los fenómenos de la improvisación y del fervor de labios incultos” (pág. 89).
¿Sientes que los músicos que conoces responden a una dimensión espiritual?
Sí. He observado que la mayoría de los músicos están interesados en las cosas espirituales porque piensan mucho de dónde proviene la música, y de dónde obtienen su inspiración. Piensan mucho en la vida en general, y quizás así sea como llegan a la conclusión de que debe haber algo más importante en la vida, algo superior y más sustancial que las cosas materiales.
En otra conversación que tuvimos hablamos de que la música es como una especie de lenguaje que trasciende el habla.
Así es. Por ejemplo, cuando estuve en Moscú, los músicos rusos y alemanes estaban esperando que llegara el director para hacer nuestro primer ensayo. No nos podíamos comunicar porque los músicos rusos no hablaban alemán ni inglés. Entonces alguien, creo que fue el trompetista, empezó a tocar un blues, y luego el bajista y yo nos unimos a él. Y después de eso, todos los otros que tocaban el cuerno, la trompenta, el saxofón, comenzaron a tocar también, y todos juntos tocamos las tonadas durante unos treinta minutos. Cada uno tocó un “solo”. Y entonces llegó el director y pudimos empezar el ensayo. Aunque no nos podíamos comunicar oralmente podíamos hacer música y tocar juntos.
¿Cuál es tu lema en la vida?
Como músico pienso que tiene que ser: “Sé bueno con la gente”. Si el ensayo es a las cinco, tienes que estar allí a las cinco y no más tarde. En general, mi lema es: “No trates de controlar la dirección de tu vida. Espera y ve qué tiene preparado Dios para ti”. Eso ha funcionado muy bien para mí, hasta ahora.