El segmento del mes pasado de esta serie trató sobre el pensamiento y el esfuerzo que hizo La Sociedad Editora de la Christian Science para decidir qué enfoque adoptar para responder a Asia.
Se puso mucha atención sobre qué idiomas debían elegirse para llegar al mayor número de personas posible. Después de mucha reflexión, La Junta Directiva de la Christian Science y la Administración Fideicomisaria de La Sociedad Editora de la Christian Science aprobaron dos nuevas ediciones trimestrales del Heraldo, una en indonesio y otra en japonés. El mes pasado hablamos de la edición en indonesio, y este mes hablaremos del japonés.
Como en otros países, la Christian Science fue introducida en Japón a través de los esfuerzos de individuos, no de la organización de una iglesia. En 1971, Sute Mitsui, una mujer japonesa de mucho dinero, y con una salud muy delicada, comenzó a buscar una alternativa a la felicidad mundana. Había investigado varias religiones y llegó a conocer a varios misioneros estadounidenses y británicos. Uno de ellos le contó sobre la Christian Science, y le dio un ejemplar en inglés de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. Emi Abiko, A Precious Legacy: Christian Science comes to Japan (Boston: E. D. Abbott Company, 1978), págs. 11–12.
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