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Mary Baker Eddy: una mujer de trabajo

Del número de marzo de 2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


LAS facetas de la vida de esta mujer son tan variadas, fascinantes e irresistibles, como los incontables ángulos de luz que se reflejan en una brillante gema. En el caso de Mary Baker Eddy, la trayectoria de su vida y su carrera, desafían las expectativas convencionales y se expanden en una historia que continúa influyendo al mundo.

En lugar de perderse en el olvido, la vida de Mary Baker Eddy ha continuado atrayendo la atención y ganando importancia desde su fallecimiento en 1910, hace ya más de nueve décadas. Su pensamiento progresista con respecto a las ilimitadas posibilidades de la experiencia humana resuenan en sus escritos y hablan a cada generación con renovado vigor e importancia. Su visión continúa llegando a públicos nuevos de muchas maneras. Una de ellas es a través del legado de La Sociedad Editora de la Christian Science, que ha progresado desde fines del siglo XIX hasta publicar tres revistas impresas, así como versiones radiales de las mismas por onda corta, emisoras locales e Internet. Una de estas revistas, El Heraldo de la Christian Science, se publica en 12 idiomas. La Sociedad Editora también produce una Lección Bíblica semanal que se publica en 17 idiomas.

La obra más importante de la Sra. Eddy, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, ha sido traducida a 16 idiomas y se han vendido más de diez millones de ejemplares de la misma. La Iglesia que ella fundó en 1879, ofrece semanalmente reuniones de testimonios y servicios dominicales en The First Church of Christ, Scientist, en Boston, y en miles de iglesias filiales en 79 países.

En los últimos 50 años, el conocimiento académico en general se ha ido ampliando y se ha enfocado con mayor atención en la mujer y en los pensadores religiosos. Como consecuencia, el público ha comenzado a apreciar más el aporte que ha hecho Mary Baker Eddy al pensamiento de los siglos XIX y XX, e intensificado su interés en ella. En la década pasada, la publicación de nuevas biografías y reimpresiones de anteriores, dan testimonio de la complejidad y el alcance de su aporte a la humanidad

Su visión continúa alcanzando nuevas audiencias.

En este artículo nos concentramos en Mary Baker Eddy desde la perspectiva del siglo XXI, para destacar su papel como mujer de trabajo, una escritora y pensadora que se esforzó infatigablemente hasta el fin de su vida para que su labor diera frutos, a pesar de las serias contrariedades que enfrentó, en su lucha contra los convencionalismos del siglo XIX respecto al género, la salud, la edad y la tradición religiosa.

Mary Baker nació en 1821, y fue una joven de campo como cualquier otra de esa época en Nueva Inglaterra. Con poca educación convencional, siendo joven se dedicó a los pasatiempos propios de las damas de su época: leer, escribir, estudiar la Biblia, las labores domésticas y la preparación para el propósito de la vida de cualquier jovencita decente de su época: el matrimonio y la familia. Como era común en las jóvenes de ese período, Mary permanecía en casa debido a su frágil estado de salud, que la había convertido casi en una inválida.

A la edad de 22 años se casó con un amigo de su hermano, un joven llamado George Glover, pero muy pronto quedó viuda y embarazada, dependiendo de su familia para mantenerse. Así comenzó un peregrinaje que duró décadas durante las cuales sufrió enfermedades, un segundo matrimonio frustrado debido a desastrosos problemas financieros y la infidelidad de su esposo, años de pobreza e incluso estuvo sin hogar, hasta convertirse en lo que en el lenguaje del mundo moderno podría llamarse “una mujer plenamente realizada”.

A pesar de las restricciones sobre los derechos de la mujer, así como las luchas que enfrentó durante su viudez, divorcio, la pérdida de su hijo en manos de una familia adoptiva y la condena al ostracismo por parte de su familia a causa de sus creencias religiosas, Mary Baker Eddy transformó su vida en uno de los mayores logros a nivel humano. Pero sus victorias más grandes se debieron a su desarrollo espiritual, por medio del cual ella llegó a comprender más plenamente la sostenedora presencia de Dios en cada prueba. Por medio del estudio dedicado, la oración y lo que ella comprendió que era la revelación divina, la Sra. Eddy progresó, desde un protestantismo bastante convencional a un entendimiento espiritual que confía totalmente en el poder de Dios y le devuelve al cristianismo moderno “el perdido elemento de curación”.Manual de la Iglesia Madre, pág. 17.

La erudita feminista Gillian Gill menciona en su biografía de 1998, Mary Baker Eddy: “La Ciencia [de la Sra. Eddy] declara no sólo haber restaurado a su justo lugar la práctica sanadora de que hablan los Evangelios, sino haber logrado un progreso al ofrecer una elucidación o declaración de la verdad divina que Jesús de Nazaret y sus discípulos inmediatos habían ’demostrado’. Por extensión, Mary Baker Eddy concibió su propio papel esencial como una esclarecedora, ofreciendo una ’Clave de las Escrituras’, y demostrando así el camino a las eternas verdades que siglos de dogmas eclesiásticos e institucionalismo, habían ocultado”.Mary Baker Eddy, pág. 318.

Tales logros y grandiosos progresos espirituales, vinieron sólo como resultado de una prodigiosa ética laboral. A pesar de haber sido una frágil y joven esposa y madre, en sus últimos años, empezando alrededor de los cuarenta, Mary Baker Eddy sacó fuerzas y una indomable renovación de propósito. Ambas fueron el resultado del creciente entendimiento que obtuvo de la infinita fortaleza de Dios. A medida que confiaba más y más en ese entendimiento, se dio cuenta de que podía mantenerse a sí misma y llevar adelante la labor de su vida, apoyándose en esa energía divina. Y las antiguas debilidades fueron desapareciendo. Al revés de lo que cabía esperar, Mary Baker Eddy se fortalecía con la edad, se hacía más joven en pensamiento y acción, “animada por la esperanza”, como ella decía, en su esfuerzo por cumplir la misión que ella sentía que Dios le había encomendado dar al mundo.

Las semillas de su labor de vida fueron sembradas en sus primeros esfuerzos literarios. Siendo una joven viuda con grandes problemas financieros, Mary se dedicó a escribir, una de las pocas profesiones a las que una mujer de su condición podía dedicarse en esa época. Envió poesías, obras breves, ensayos y algunos artículos religiosos a periódicos y revistas. Sin embargo, no le fue posible ganar lo suficiente para mantenerse.

Ella deseaba garantizar los derechos de todas las personas.

Ya antes, aunque a menudo enferma y sin medios económicos, la joven Mary siempre había sido una estudiosa seria y diligente, con gran interés en la literatura, los idiomas, la filosofía, la historia y las ciencias. Siendo jovencita y viviendo aún en la casa de su padre, tuvo una relación muy especial con su hermano Albert. Él era su amigo y tutor y a menudo compartía con ella lo que estaba aprendiendo en la Universidad de Dartmouth. Tiempo más tarde, ella continuó leyendo extensa y profundamente por sí misma, alimentando los tiernos retoños de su futura carrera como periodista y editora.

Si bien Mary Baker Eddy utilizaba un estilo convencional antes de escribir Ciencia y Salud, quizá la falta de una educación formal resultó ser una bendición, aunque seguramente ella habría deseado todo lo contrario cuando luchaba para terminar su obra máxima. Su descubrimiento de la Christian Science en 1866, la impulsó en una nueva dirección y le dio la soltura para escribir en un estilo nuevo, original, un estilo extraordinario.

Emily Dickinson, poeta contemporánea suya, y, como ella, de Nueva Inglaterra, luchó con muchos de los obstáculos que Mary Baker Eddy enfrentó como escritora. Dickinson también trabajó aislada, sin educación formal, sin el apoyo de un redactor, o al menos de uno que comprendiera su obra. Sin embargo, tal como Mary Baker Eddy, Dickinson escribió en un estilo enteramente diferente, muy avanzado para su época, sin obstáculos provenientes de la crítica que la empujaran a elegir un estilo y un tema determinados. Como sucede con la Sra. Eddy, la original visión de Dickinson llega a todas las generaciones, trayendo ideas frescas a los nuevos lectores.

La primera edición de Ciencia y Salud, publicada en 1875, fue escrita en lugares solitarios, apartamentos alquilados y fríos altillos, prácticamente aislada. Gillian Gill hace esta observación acerca de la primera edición de esta obra: “El texto de Ciencia y Salud de 1875, es uno de los más solitarios que se hayan escrito en los tiempos modernos. Desde el punto de vista de su carrera como escritora, más importante que el ostracismo que padeció... fue el aislamiento cultural e intelectual de la Sra. Glover [apellido del primer marido de la Sra. Eddy]. La ayuda diligente de un amigo provisto de lo que ella llamaba “una educación clásica”, le hubiera ahorrado sus “errores culturales”, pero ella no tenía tal amigo...” Ibid., pág. 217.

Gill continúa hablando de las críticas de la prensa que despertó la edición de 1875 de Ciencia y Salud, y trae esta opinión decididamente del siglo XXI a colación: “Mary Baker Eddy incuestionablemente no se adapta a un estilo delineado. No obstante, la teoría crítica posmodernista y feminista nos advierte que no estar delineado no es necesariamente un error. La progresión circular, profética, repetitiva, fuertemente metafórica del texto de la Sra. Eddy, las demandas que hace para que el lector participe activamente, su exploración de la semántica de la tipografía, me recuerdan que tanto Hegel como Nietzsche tuvieron influencia sobre los pensadores modernos, así como Lacan y Derrida y, sobre todo, Irigaray... Como ellos, aunque por distintas razones filosóficas, la Sra. Eddy creía que las palabras eran imperfectas y opacas, y tan retorcidas y oblicuas en su relación con la ’realidad’ y la 'verdad' que necesitaban constantemente ser cuestionadas”. ibid., págs. 218–219.

Mary Baker Eddy vivió en una época muy interesante. En el siglo XIX, el pensamiento religioso en los Estados Unidos, se estaba abriendo a nuevas posibilidades, mientras se desarrollaba un estilo de literatura norteamericana fresco y original. El impulso hacia la industrialización, las ciencias, el modernismo y el movimiento por el derecho al voto, apuntaban a ampliar los derechos de la mujer (y por consiguiente de los niños), y desafiaban las persistentes restricciones y convencionalismos en torno a las nociones de clase y género, pertenecientes al Viejo Mundo.

Aunque ella no participaba activamente en el movimiento en pro del sufragio, liderado por sus contemporáneas Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony, Mary Baker Eddy simpatizaba con esa causa y compartía muchas de las preocupaciones por las que sus pares luchaban. Sin embargo, para la Sra. Eddy, el llamado era claro y su misión impostergable. En lugar de ser un adalid político de los derechos de la mujer, rompiendo barreras en su propia vida y por sus escritos revolucionarios, ella ejemplificó su creencia en que la ley divina es eficaz y poderosa para asegurar los derechos de todas las personas, de toda la raza humana. La Christian Science no pasó desapercibida para sus contemporáneos. De hecho, Susan B. Anthony tomó instrucción en la nueva religión con un estudiante de la Sra. Eddy en Nueva York.

“Es la mujer más interesante que haya existido...

Mary Baker Eddy fue siempre una correcta ciudadana de Nueva Inglaterra y su vida pública y privada estaba definida por su innata amabilidad. Pero esa cualidad victoriana fue reforzada por la inamovible fortaleza nacida de su convicción de que ella había sido llamada por Dios para que diese a conocer al mundo la Christian Science. Esta combinación de gracia y firme propósito le sirvió muy bien a la Sra. Eddy para sobreponerse a la creciente crítica hostil y finalmente, a los ataques a su reputación y móviles, a medida que se hacía más famosa y crecía su influencia.

Anteriormente en su carrera, cuando Mary Baker Eddy fundó la Iglesia de Cristo, Científico, en 1879, Ciencia y Salud ya estaba en circulación; sin embargo, ella trabajó con perseverancia para revisar y pulir el libro el resto de su vida. En 1888 se dio cuenta de la creciente necesidad que había de contestar las preguntas del público acerca de la metafísica y la práctica de la curación por la Christian Science. En consecuencia, fundó The Christian Science Journal, y le dio la misión de “registrar la divina Ciencia de la Verdad”.First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 353.

La Sra. Eddy fue Redactora del Journal durante los primeros años y continuó supervisándolo y escribiendo artículos para él (y para sus otras publicaciones) hasta que falleció en 1910. La fundación del Journal atrajo la atención del público a la Christian Science y la estableció a ella, no sólo como lo que podía llamarse una “periodista espiritual”, sino también como una exitosa editora.

En sus últimos años, Mary Baker Eddy fue entrevistada por algunos de sus colegas periodistas. Un ejemplo de las impresiones de esos periodistas, quienes no eran estudiantes de la Christian Science, indica de qué manera era respetada dentro de su profesión.

Uno de los hombres de prensa más famosos y leídos de la época, Arthur Brisbane, describió su primer encuentro con la Sra. Eddy en su casa, cuando ella tenía 85 años: “Es inútil tratar de describir una cara que se tornó tan hermosa con la edad, el pensamiento profundo y muchos años en el ejercicio de gran poder...

“(Su) cara casi no tiene arrugas... La frente es alta y plena, y toda la expresión del rostro combina la bondad con la fuerza de carácter. La Sra. Eddy ha acumulado poder en este mundo. Lo posee, lo ejerce y ella lo sabe. Pero es un poder amable y pertenece a una mujer tierna, tímida y modesta...

“En todos los temas que se plantearon la Sra. Eddy fue perfectamente clara y sus respuestas, instantáneas”.What Mrs. Eddy said to Arthur Brisbane, págs. 42–47.

Y para que no hubiera duda alguna sobre la claridad con que la Sra. Eddy consideró el intento de los litigantes de disputar el control de su fortuna derivada de las publicaciones, y de usurpar su puesto, Brisbane también incluyó lo siguiente: “La Sra. Eddy dijo en la entrevista: 'Joven, yo gané mi dinero con la pluma, igual que usted, y tengo derecho a él'”. Brisbane concluyó: “La Sra. Eddy no sólo tiene derecho a él, sino que tiene el discernimiento para controlarlo”. Ibid., pág. 58.

En otra entrevista, efectuada en 1898 por el New York Times, la periodista Kate M'Guirk, llegó a esta conclusión: “Cuando escuché la vibrante conversación de la Sra. Eddy, me di cuenta de que sucede algo muy característico en su comportamiento... Cuando habla, el espíritu de lo que expresa parece afectar su apariencia. Un resplandor inunda ese círculo dominante de sus ojos y su frente, y en cinco minutos, veinte años desaparecen de su aspecto”.In My True Light and Life, pág. 712.

Sin embargo, no todos los periodistas y escritores eran tan elogiosos. Probablemente, el crítico más prominente, y más leído hoy en día, fue Mark Twain. Twain parece haber estado fascinado con Mary Baker Eddy, pero esta fascinación estaba teñida de sentimientos de ambivalencia acerca de ella. Por un lado, difamaba frecuentemente su inteligencia, sus móviles e integridad en sus escritos. Por otro lado, una admiración secreta por ella se deja entrever en algunas de sus descripciones, como en este pasaje: “En muchas maneras, ella es la mujer más interesante que haya existido, y la más extraordinaria... Empezó de la nada... Cuando no conocemos a alguien, y también cuando lo conocemos, debemos juzgar su estatura por la dimensión y la naturaleza de sus logros, comparados con los logros de los demás en su área de trabajo, no hay otra forma de hacerlo. De acuerdo con esta norma, han pasado mil trescientos años desde que el mundo ha producido a alguien que pudiera llegar hasta la altura de la cintura de la Sra. Eddy”.Christian Science, libro 2, cap. 1, págs. 102–103.

y la más extraordinaria... empezó de la nada”.

Irónicamente, la hija de Mark Twain, se interesó en la Christian Science luego del fallecimiento de su padre.

Pese a que Mary Baker Eddy tenía a veces críticos muy notorios entre los periodistas contemporáneos, ella no obstante, causaba impresión e inspiraba a muchos otros con su dignidad y claridad de pensamiento. Por ejemplo, en 1897 ó 1898, un joven reportero, Robert Morton, conoció a la Sra. Eddy. Su viuda contó el efecto que la líder religiosa tuvo en el extrovertido joven: “A mi esposo le gustaba contar la historia de esta manera: 'Yo estaba muy orgulloso de mi educación. ¡Acaso no tenía un empleo muy importante como corresponsal de Associated Press, habiendo sido reportero en los muelles del San Francisco Chronicle! Yo creía ser lo suficientemente importante para que la gente me conociera.

“‘Cuando Calvin Frye me guió hasta la sala donde se encontraba la Sra. Eddy, parte de mi arrogancia me abandonó. Me preguntaba cómo podía escribir algo denigrante acerca de alguien que manifestaba tanta inteligencia. Me di cuenta enseguida de que ella tenía una visión cuando le hice la primera pregunta que se me ocurrió y que era: ‘Sra. Eddy, ¿qué es lo que en su culto se define como un tratamiento de la Christian Science?’ Me miró un largo rato con sus ojos escudriñadores y dijo: ‘Mi querido, un tratamiento en la Christian Science es un reconocimiento absoluto de la eterna presencia de la Perfección Infinita’. Cuando ella me llamó ‘Mi querido’, un poco más de mi antigua arrogancia me abandonó y no tuve nada más para preguntar’”. Elise Marie Morton, Reminiscence File, The Mary Baker Eddy Collection.

Varios años más tarde, cuando Morton quedó paralizado en un costado como consecuencia de las heridas que recibió en la guerra Hispano-Estadounidense, recordó esas palabras de Mary Baker Eddy. Mientras oraba para entender su significado, sanó, y más tarde se hizo Científico Cristiano.

Reminiscencias como ésta demuestra que Mary Baker Eddy, aun entrada en años, era una mujer que tenía un intenso ritmo de trabajo, escribiendo, publicando y revisando el libro de texto de la Christian Science. Quince años después de fundar The Christian Science Journal, se dio cuenta de la necesidad de que existiera una publicación más oportuna y de temas de actualidad, publicada con más frecuencia para el público, así como también para los lectores que ya conocían la Christian Science.

Para satisfacer esta necesidad, fundó el Christian Science Sentinel, en septiembre de 1898, con la misión de “velar por la Verdad, la Vida y el Amor”.Miscellany, pág. 353. En 1903 ella fundó El Heraldo de la Christian Science con la misión de “proclamar la actividad y disponibilidad universal de la Verdad”.11 Y en 1908, cuando la Sra. Eddy tenía 87 años, fundó The Christian Science Monitor, con el propósito de “no hacer daño a nadie, sino de bendecir a toda la humanidad”.11

El legado de Mary Baker Eddy contenido en las publicaciones periódicas escritas, así como las versiones de radio, onda corta e Internet de dichas publicaciones, y ahora también, el ofrecimiento al público de la colección completa de sus escritos inéditos en la nueva Biblioteca Mary Baker Eddy para el Adelanto de la Humanidad, atestiguan el crecimiento y la perdurable influencia de una inspirada e inspiradora mujer de trabajo.

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