La reciente victoria de Antonio Villaraigosa como alcalde de la ciudad de Los Ángeles, figuró en los titulares nacionales e internacionales. Los latinos se muy orgullosos de que uno de los suyos haya sido elegido. Algunos de los cargos políticos más poderosos de California ya están ocupados por latinos, como el Portavoz de la Asamblea Legislativa y el Presidente de la Junta de Inspectores del Condado de L.A., pero el puesto de alcalde de esta ciudad es un símbolo de poder muy codiciado.
Como latino estadounidense, me senti orgulloso por el logro que alcanzó Villaraigosa, pero lo que más satisfacción me da es que en su campaña incluyó a todas las razas. Y tengo la esperanza, además de orar por ello, de que el nuevo funcionario escuche a Dios y haga el mayor bien posible para todos.
Creo en la política de obedecer a nuestro Creador y lograr el bien, y es aquí donde intervienen la Deidad y el Cristo. El Cristo es la idea que Dios utiliza para revelar Su bondad en cada individuo y, por lo tanto, en toda la humanidad. Dios comunica las ideas inteligentes que nos liberan de los ineficaces conceptos impregnados de ignorancia, temor y odio. Por lo tanto, el Cristo es el poder espiritual, mental, por medio del cual las ideas sanadoras e inteligentes de Dios, producen en nosotros un cambio.
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