Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Niño sana de fuerte dolor de oídos

Del número de noviembre de 2005 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace varios años, tuve una percepción espiritual que me ha ayudado en muchas ocasiones.

Una noche, un par de días antes de la Navidad, mi hijo de tres años comenzó a quejarse de que le dolía mucho el oído. Lo acosté y enseguida, como hago ante cualquier situación, me pause a orar a Dios para reconocer que lo que se manifestaba como dolor o enfermedad no pertenecía al reino de los cielos. Comencé diciendo el Padre Nuestro en voz alta, oración que el niño ya había aprendido en la Escuela Dominical.

Oré como aprendemos en la Christian Science para reconocer su relación espiritual con el Creador, que él era hijo de Dios. También recordé la definición que da Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud, cuando a la pregunta "¿Qué es Dios?" ella responde: "Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad, Amor" (pág. 465). Esos siete sinónimos nos ayudan a definir las cualidades de Dios. Entonces, recorriendo esos sinónimos fui pensando que el hombre, como hijo de Dios creado a Su imagen y semejanza, expresa esas cualidades divinas. Cuando pensamos en Dios como Mente, vemos que el hombre expresa inteligencia, atención; cuando pensamos en Él como Alma, vemos que el hombre manifiesta alegría, que está en armonía; y cuando pensamos en Dios como Espíritu, vemos que expresa cualidades de bondad y espiritualidad. De esa forma fui repasando todos los sinónimos reconociendo la relación que cada uno de nosotros tiene con el Padre.

El Cristo está aquí".

Durante todo este tiempo, mi hijo dormía de a ratos, despertándose frecuentemente y llorando. Yo seguía orando. Al cabo de unas dos horas, de repente, ocurrió algo muy especial, porque fue como si alguien hubiera prendido una luz en un cuarto oscuro. Vinieron a mi pensamiento cuatro palabras que me absorbieron por completo: "el Cristo está aquí". Entonces, comprendí con mucha claridad que el único hombre verdadero es el hombre que Dios creó, el hombre perfecto que el Cristo nos revela, y que este hombre perfecto está presente en cada uno de nosotros. La comprensión de este mensaje fue tan clara que me quedé absorta en ese pensamiento, y me acuerdo hasta el día de hoy que permanecí inmóvil durante varios minutos, reflexionando sobre ello.

Luego me di cuenta de que lo que acababa de percibir era el mensaje de Navidad, el mismo que Jesús nos trajo cuando vino para enseñarnos nuestra verdadera relación con Dios. Fue un momento tan especial que permaneció conmigo.

Ese mensaje me ayudó a comprender que es importante reconocer al hombre perfecto en cada uno de nosotros, y que es maravilloso saber que nunca estamos solos. Dios está siempre a nuestro lado ayudándonos, no importa en qué situación estemos.

A partir de ese momento mi hijo se durmió, y a la mañana siguiente se despertó perfectamente bien. Nunca más tuvo problema en los oídos.

Al referirse a este tipo de mensajes, M. B. Eddy dice que son ángeles, o sea, "pensamientos de Dios que vienen al hombre" (Ciencia y Salud, pág. 581). En muchas ocasiones uno recibe este tipo de mensajes con tanta claridad, que lo llenan con un sentimiento de paz y armonía. De esa forma podemos reconocer que son realmente los ángeles que vienen de Dios y nos ayudan toda la vida.

Lo maravilloso es que todos somos capaces de recurrir al Padre y buscar esa relación, aunque sea muy poquitito lo que sepamos, y podemos seguir aprendiendo cada día más de nuestra relación con Dios, comprensión que es justamente el regalo que Cristo Jesús nos trajo para Navidad.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / noviembre de 2005

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.