Después que mi papá abandonó el hogar cuando yo tenía diecinueve años, mi mamá y yo quedamos sumidas en la más profunda tristeza. Por casi diez años padecí de fuertes dolores de cabeza, lo que me obligó a abandonar mis estudios universitarios.
Años después, tras recurrir a todas las especialidades de la medicina sin obtener ninguna mejoría, a pesar de los medicamentos que me suministraban, mi suegra me sugirió que consultara con una practicista de la Christian Science.
Un practicista, es una persona que dedica todo su tiempo a ayudar a los demás por medio de la oración. Ella con mucho amor me atendió, y me sugirió que estudiara algunos pasajes de la Biblia y de Ciencia y Salud. Entre ellos, el Salmo 23 que dice en parte: “Jehová es mi Pastor, nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma”.
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