Hace un tiempo se presentó en la ciudad de Nueva York una pequeña obra musical de la que posteriormente se hizo una película llamada La pequeña tienda de los horrores. La estrella principal era una planta extraterrestre que hablaba y tenía un apetito voraz. Cuanto más alimento le daban, más hambre tenía. Su constante demanda era DAME DE COMER.
A veces, cuando miro la pila de cuentas del alquiler, la tarjeta de crédito, el teléfono y la electricidad, me acuerdo de esa planta tan hambrienta. Es como si me gritaran: "Págame, dame de comer". Y a veces uno no sabe si va a haber lo suficiente para "alimentar" a todas.
Lo sorprendente es que esto puede ser un problema tanto para el propietario de una empresa de construcción, como para uno de sus operarios que trabaja por hora. Los dos se preguntan si van a tener suficiente. Ambos están tan preocupados por los miembros de su familia que dependen de ellos, que a veces lo único que escuchan es: ¡DAME DE COMER, PÁGAME!
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