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La Curación metafísica

Es como ajustar el enfoque

Del número de mayo de 2009 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Aprender y Practicar la Ciencia Cristiana Puede Ser Como Aprender a Andar en Bicicleta.

Hace algunos años, mis tres nietas recibieron de regalo sus bicicletas el mismo día. Cuatro adultos y las niñas nos fuimos con las bicicletas en una camioneta a un estacionamiento vacío, donde comenzó el jaleo. Parecía un circo de tres pistas, con chillidos de sobresalto y mucha confusión. Los adultos corrían junto a las niñas en sus bicicletas, sosteniendo firmemente asiento y manubrio para que no se cayeran. Eso fue el primer día; dos días después habían aprendido a andar con tanta habilidad que las tres pasaban zumbando como verdaderas profesionales.

Se produjo un cambio mental decisivo. Uno lo podía ver en los ojos de las niñas. Habían tomado consciencia de que era algo que deseaban aprender, y que valía la pena el esfuerzo. Esto hizo que calladamente decidieran llegar a dominar esta habilidad, lo que despertó un interés dentro de sí mismas. Tenían determinación, concentración, el fuerte deseo de lograrlo.

Es cierto que aprender a practicar la Ciencia Cristiana es algo muy natural para la consciencia humana que no se resiste a ella. Puede ser algo muy sencillo. De hecho, Jesús prometió: "Mi yugo es fácil, y ligera mi carga". Mateo 11:30. Y Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, y su más grande demostradora en esta época, escribió: "el procedimiento es sencillo y los resultados son seguros si la Ciencia es comprendida". Ciencia y Salud, pág. 459.

Esta sencillez y simplicidad a veces se demuestra. Pero en otras ocasiones, la demostración en la Ciencia Cristiana puede parecerse mucho a aprender a andar en bicicleta. Puede parecer que ninguno de sus componentes se conecta y no hay equilibrio alguno entre ellos. Recuerdo que cuando estaba en la escuela secundaria me sentía tan desalentado al tratar de entender Ciencia y Salud, que un día tiré el libro al piso y lo pateé hasta el otro lado del cuarto.

Eso, por supuesto, no me ayudó en nada, y hoy me sonrío al pensar lo preciado y transparente que ha llegado a ser este libro para mí. Aquella frustración probablemente haya sido una expresión de orgullo y obstinación, y de haber tratado de usar el intelecto humano para comprender las ideas espirituales. Eso es tan útil como tratar de aprender a andar en bicicleta pateando los rayos de la rueda. Para el intelecto mortal, Ciencia y Salud puede parecer una mezcla de ideas contradictorias, cuando es en realidad un conjunto de verdades simples y divinas.

Aprender a sanar espiritualmente en la Ciencia Cristiana es aprender el arte del Amor divino. Es aprender a amar como Dios ama, a escuchar de Dios mismo Su sentido perfecto y sagrado de todas las cosas. Es llegar a percibir que todas las cosas son ideas espirituales de Dios, allí mismo donde acciones y objetos mortales parecen existir. Es ser humilde y estar dispuesto a amar al mundo de una manera totalmente nueva, celestial y espiritual. Es ser lo suficientemente humilde como para pensar en las cosas de una forma que el mundo no reconoce mucho, aprecia poco, o en la que apenas se interesa, excepto para oponerse. Es romper con las barreras honradas por el tiempo de creencias comunes sobre prácticamente todas las cosas. Es escuchar a Dios con la suficiente humildad como para poder oír cantar a Sus ángeles y oírlos cuando nos hablan con esa Verdad que, en realidad, sabemos desde siempre. La Ciencia Cristiana denomina a esas verdades el Cristo. Son las verdades que Jesús atesoraba por sobre todas las demás. En el sentido espiritual, son las ideas que tiene el Amor divino, Dios, sobre Su creación. No hay ideas más grandiosas. Ni una sola.

Pero, al igual que aprender a andar en bicicleta, esto requiere trabajo. Puede necesitar de resolución, disciplina, concentración, compromiso. Incluso puede que exija la necesidad de sacrificar ciertas cosas que el mundo quisiera que atesoremos y persigamos en lugar del bendito arte del Amor divino. La Sra. Eddy escribió: "La canción de la Ciencia Cristiana es: 'Trabajad—trabajad—trabajad—velad y orad'". Mensaje a La Iglesia Madre para 1900, pág. 2. Descubrimos que tenemos que trabajar a pesar del temor a sufrir caídas y a veces sentirnos confundidos.

Pero, a medida que persistimos, las piezas se van colocando en su lugar. Es como ajustar los binoculares hasta que los objetos quedan enfocados. Al hacerlo, a veces tenemos que probar en qué dirección el enfoque es más claro, y en cuál es más borroso. Hay un antiguo adagio que dice: "Si al principio no lo logras, inténtalo, una y otra vez".

A fin de realizar esta labor—este dejar de lado la verdad del mundo por la Verdad divina de la que el mundo se mofa—necesitamos la perspectiva que ganan los ciclistas: El esfuerzo vale la pena.

Para el mundo, la Ciencia Cristiana no merece la pena, son puras tonterías, una pérdida de tiempo. Algunos a quienes el mundo considera sabios, critican severamente el libro Ciencia y Salud en oratorias, artículos y libros. De ellos habla el gran apóstol Pablo, quien refiriéndose a su propia prédica afirmó: "...para los gentiles [es] locura". 1 Corintios 1:23. También esas personas engañadas pueden contar con nuestra compasión mientras nosotros corregimos su información errada.

Pero, queridos amigos, la Ciencia Cristiana no es una tontería. No es una pérdida de tiempo. Vale la pena el esfuerzo en infinita medida. La Ciencia Cristiana no es meramente otra teología o teoría hecha por el hombre. Es la compilación de las más grandes ideas que el mundo haya escuchado o escuchará jamás. Es la verdad de Dios Mismo que, según Jesús prometió, traería y guiaría a la humanidad a su completa salvación. Es la revelación completa y final de la curación espiritual. Es el sistema de pensamiento más grandioso y de incomparable valor que hay en un mundo atestado de teorías humanas y sus libros. La Ciencia Cristiana es el cumplimiento de las profecías del Antiguo y el Nuevo Testamento de la Santa Biblia.

La Ciencia Cristiana también es el conjunto de ideas e ideales que el mundo anhela y aguarda. Todo el mundo la querrá cuando sepa qué es. Dios da a todos una bondad moral instintiva y un amor por los valores espirituales. Todos saben que Dios sana y que está bien ser sanados por Dios. Todo el mundo, cuando su pensamiento sea protegido de la manipulación sutil, se inclinará tan naturalmente hacia Dios en busca de curación y consuelo en la Ciencia Cristiana, como cuando los gatitos se acurrucan bajo el sol. Estas verdades son tan naturales para los pueblos de la tierra como la leche es para los niños. La Sra. Eddy escribió: "Todo hombre y toda mujer la desearía y la exigiría, si percibieran su valor infinito y su base firme". Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 232.

La Ciencia Cristiana es la compilación de ideas más grandiosas que el mundo haya escuchado o escuchará jamás.

El mundo recurriría a la Ciencia Cristiana con mayor prontitud si no fuera por la oposición organizada que sutilmente manipula el pensamiento para apartarlo de ella. Mary Baker Eddy afirma que hay "una gran multitud" en el mundo que está "empeñada día y noche... en confabular contra nosotros". ibíd., pág. 177. Algunos de los que se oponen a la Ciencia Cristiana con perversidad parecen comprender el valor que tiene, tanto como aquellos que la aman. Muchos oponentes tal vez reconozcan que las leyes de Dios, como las explica la Ciencia Cristiana, tienen en realidad autoridad sobre las llamadas leyes de la materia y pueden desplazarlas. Algunos cuyas fuentes de ingresos y/o reputación dependen de que el público acepte el mito de la supremacía de la materia, están dispuestos a hacer todo lo posible para demorar e incluso impedir que Ciencia y Salud inevitablemente revele que la materia es nada y la destruya como tal. Aquellos que atesoran las sagradas leyes del Cristo es bueno que estén por lo menos conscientes del valor que tiene el sistema que Dios ha dado al mundo a través de ellos, y que se organicen eficazmente para defenderlo y hacerlo avanzar.

Esto requiere trabajo. Primero, el trabajo de fortalecer y defender en nuestra conciencia la totalidad de Dios y del hombre como Su semejanza. La instrucción en Clase Primaria con un maestro autorizado de la Ciencia Cristiana puede ayudar a establecer un fundamento sólido. La devoción y compromiso individuales son esenciales. Esto a menudo se expresa en la práctica mediante el trabajo que se realiza en las diversas iglesias de Cristo, Científico, que la Sra. Eddy designó para compartir con el mundo su descubrimiento. La mejor forma de hacerlo es a través de la curación, que claramente comprueba esta teología.

Todo este trabajo está motivado por el Amor divino mediante el humilde reconocimiento del valor que tiene la Ciencia Cristiana. No hay nada más importante en el mundo. Nada. Ningún otro sistema de verdad ha sido ordenado por Dios para salvar a cada uno sobre esta tierra. Ninguno. Para todos nosotros es natural amarla y aplicarla, y vale la pena cada esfuerzo que hagamos. Su éxito es inevitable porque es la obra de Dios Mismo.

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