La Carta Decía: “Aviso de Juicio Hipotecario”. Sentí como una opresión en el pecho. Hacía tres meses que no podía pagar la hipoteca de mi casa, de modo que sabía que la carta llegaría tarde o temprano. No obstante, fue un golpe recibirla.
Había comprado una casa junto con mi hermana y mi madre que era jubilada. Las cosas cambiaron cuando mi hermana se casó y se fue. Mi madre y yo ya no podíamos pagar la deuda, así que pensé que lo más lógico era vender y comprar algo más pequeño. Pero la venta de viviendas en ese momento estaba casi paralizada. Si bien yo estaba orando por esta situación, pienso que realmente le hablaba a Dios en vez de escucharlo.
Pasaron los meses, y no recibía ninguna oferta por la casa. Como si esto fuera poco, comencé a tener fuertes dolores de estómago y a perder el cabello. Muy pronto, estaba calva en varias partes de la cabeza. Siempre me había encantado mi cabello largo y esto me tenía muy preocupada. Además, me sentía avergonzada por el cambio en mi apariencia.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!