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la curación metafísica

El mundo: un mural de pensamientos

Del número de septiembre de 2010 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Lyle Young conoció la Ciencia Cristiana en la Universidad de Ball State en Muncie, Indiana, Estados Unidos, donde obtuvo su titulo en música. Luego regreso' a su país de origen, Canadá, donde estudio' francés en la ciudad de Quebec. Posteriormente, estudio' francés en la ciudad de Quebec. Posteriormente, estudio' relaciones internacionales e historia de América Latina en Buenos Aires, y luego comenzó una maestría en ciencias políticas en la Universidad de Saskatchewan. Mientras estudiaba su postgrado, trabajó como pasante en el Parlamento de Canadá. Así fue como conoció a altos funcionarios del gobierno, políticos y diplomáticos en Londres, Belfast, Bonn, Bruselas y en la ciudad de Washington. Esas experiencias lo convencieron "de que todos los cambios que se están produciendo en la escena mundial son un reflejo del pensamiento. LIegué a la conclusión de que un practicista de la Ciencia Cristiana siempre trabaja a nivel del pensamiento, donde se produce el verdadero cambio. De modo que pensé que podría hacer mi mejor contribución siendo practicista".

Así fue como en 1987 Lyle dejó sus estudios de maestría para dedicarse totalmente a la práctica de la Ciencia Cristiana. Cuatro años después, se recibió de maestro de esta Ciencia. Ha servido a La Iglesia Madre como Comité de para Ontario y Representante Federal de Canadá, y como Primer Lector. Actualmente recorre el mundo como miembro del Cuerpo de Conferenciantes, dando conferencias sobre la Ciencia Cristiana en inglés, francés, español y portugués.

Lyle me contó que la meta de su carrera "pasó de ser músico, a ser diplomático, y posteriormente a ser practicista de la Ciencia Cristiana". A lo largo del camino siempre ha mantenido en su pensamiento una perspectiva global, y aplicado lo que ha aprendido en la Ciencia Cristiana acerca de la oración, a algo mucho más importante que él mismo: el mundo.

Lyle, tú estudias la Biblia y Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras todos los días, y basas tu vida y tu ministerio sanador en lo que aprendes de ellos. Pero yo sé que también lees muchos otros libros.

Me gusta leer para estar mejor informado de las victorias y luchas del mundo, y traer curación. Por ejemplo, ahora estoy leyendo un libro de Simon Epstein: Histoire du peuple juif au XXe siécle (Historia del pueblo judío en el siglo XX).

Quiero ayudar a que haya curación en Medio Oriente, y este libro me resulta muy útil. El autor escribe sobre la Alemania de 1922, que había unos 70.000 miembros de la Asociación Central de Ciudadanos Alemanes Judíos. Todas esas personas estaban dedicadas a defender los derechos de los judíos, cuando el ministro alemán de asuntos exteriores, que era judío, fue asesinado. El pueblo masivamente hizo demostraciones de protesta en varias ciudades en apoyo de la plena participación de los judíos en la sociedad alemana. Cerca de un millón de personas asistieron a la demostración en Berlín. No obstante, tan solo 11 años después, los Nazis tomaron el poder, y en 1938 comenzó el Holocausto, el genocidio de millones de judíos, auspiciado por el estado, y todo se derrumbó. Para mí, esta secuencia de sucesos es muy instructiva porque indica cuán activamente debemos actuar para vencer el mal.

Esos sucesos nos recuerdan cuán agresivo puede ser el mal y con qué rapidez puede intensificarse y, por lo tanto, cuán activos debemos ser para contraatacarlo metafísicamente.

Y ser proactivos. No simplemente reaccionar contra el mal, sino afirmar activamente en nuestro pensamiento y manera de vivir la verdad: Dios, el bien, tiene todo el poder, y, por lo tanto, el mal, por más poderoso que parezca ser, no tiene más poder que el que la gente le permite tener.

Para contraatacar el mal, uno comienza reconociendo que el pensamiento da forma a nuestras acciones. Luego avanza con mucha humildad, porquese requiere de mucha humildad para escuchar los pensamientos de Dios. Para mí, lo que más funciona es estar en quietud, dando prioridad a escuchar a Dios, estudiando la Biblia y Ciencia y Salud. Esto es lo que me permite a mí, o a cualquiera, tener dominio sobre el aparente poder del mal. Y para mí, el estudio de la Biblia y de los escritos de Mary Baker Eddy es mucho más que el contenido. Estudiar estos libros consiste también en doblegar nuestra voluntad para estar verdaderamente en comunión con el Divino. Lo que ocurre es que para escuchar con regularidad los pensamientos de Dios, es necesario alinear constantemente nuestra propia voluntad con Dios.

Cuando hablas de Dios, algunos pueden pensar en Jesús y otros en algo más abstracto y misterioso. ¿Cómo definirías a Dios?

Como el bien puro e infinito. Una hermosa expresión de este concepto de Dios aparece en Primera de Juan: "Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él". 1° Juan 1:5. Pienso que Dios es el único Ser perfecto, el único Ser, y en términos bíblicos es el gran "YO SOY EL QUE SOY". Éxodo 3:14. Dios es el Amor infinito, cálido, tierno y dinámico.

Mary Baker Eddy ofrece otros seis sinónimos para Dios, además de Amor. Por ejemplo, el sinónimo Espíritu. La Biblia habla de que Dios y el Espíritu son sinónimos en frases como "Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea". Lucas 4:14. El poder del Espíritu le permitía a Jesús sanar. Le dio autoridad sobre las circunstancias materiales. Y he estado pensando que nuestro Espíritu divino nos inspira a tener entusiasmo. De modo que nuestro Espíritu divino inspira en nosotros amor y el entusiasmo para expresar el bien puro e infinito y contrarrestar el mal. ¿Cómo podemos con este entusiasmo contribuir a cambiar el mundo?

Pienso que se requiere profunda oración, y vivir constantemente de acuerdo con esas oraciones. Para mí orar significa buscar a Dios y traerlo de forma práctica a mis pensamientos y a mi vida. Es el deseo sincero de ser mejor, el profundo deseo de ser más generoso, el vivo deseo de ser más puro con cada pensamiento. La Sra. Eddy habló sobre cómo orar en Ciencia y Salud: "En el santuario tranquilo de aspiraciones sinceras, tenemos que negar el pecado y afirmar que Dios es Todo". Ciencia Salud, pág. 15. Eso se encuentra en el capítulo "La oración". Es exactamente lo que tenemos que hacer. La Biblia dice que si Dios tuviera en cuenta el pecado, quién permanecería? ("JAH, si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse?" Salmo 130:3.). De modo que la oración significa negar un sentido pecaminoso de las cosas y buscar la perfección de Dios—la gracia de Dios—que nos abraza a todos.

Cuanto más leo Ciencia y Salud, más me doy cuenta de que el capítulo "La oración" es un punto de partida para comprender los otros capítulos. En el capítulo "La práctica de la Ciencia Cristiana", la Sra. Eddy habla muy específicamente sobre cómo enfrentar el temor y sanar la enfermedad. No obstante, en el primer capítulo, "La oración", ella menciona el deseo. En esas 17 páginas, ella utiliza la palabra deseo y sus derivados 23 veces. Para mí eso confirma que la oración es verdaderamente un anhelo sincero de ser mejor, de hacer mejores cosas, y de estar en conformidad con lo que Dios sabe acerca de nosotros. En ese mismo capítulo ella habla de la sinceridad, instando a los lectores a liberarse de la hipocresía. Ella habla mucho acerca de la importancia de tener un corazón abierto, un corazón que es profundamente sincero en su deseo de hacer el bien. Así que, para mí la oración se reduce a esas 17 primeras páginas donde ella afirma: "Lo que más necesitamos es la oración del deseo ferviente de crecer en gracia, oración que se expresa en paciencia, humildad, amor y buenas obras". Ciencia y Salud, pág. 4.

Siento que la Sra. Eddy pensaba que se necesitaría de ese tipo de oración para percibir qué debe ser redimido y sanado en el pensamiento humano, y nos permite ayudar a los demás y al mundo en general a experimentar ese beneficioso ajuste. De manera que pienso que las cualidades de seriedad y sinceridad, de tener la disposición de ser "como un niño" Marcos 10:15. que destaca el Sermón del Monte, tienen un impacto muy práctico en el mundo.

En mi conferencia "Ud. puede mejorar el mundo—con la oración", uso la analogía de que todo en el mundo humano es un enorme mural al que todos contribuimos, no con pintura, sino con nuestro pensamiento.

¿Como pintura mental?

Eso es, pintura mental. Así que, por ejemplo, ¿cómo son nuestros pensamientos respecto a Afganistán". Tal vez digas: "Es una situación imposible de resolver. Gente de diferentes tribus y diversos puntos de vista religiosos han estado peleando por siglos, y ahora incluso tienes ejércitos de otros países. Nunca habrá paz". Cualesquiera sean nuestros pensamientos, con eso contribuimos a ese mural.

En otras palabras, si nos aferramos a pensamientos de fatalidad, desesperación, ira, odio, estamos contribuyendo con pintura de pensamiento negativo al mural del mundo.

Así es. Pero si comenzamos con pensamientos de Dios, la Mente divina—otro sinónimo para Dios—con pensamientos de paz y de hermandad, pensamientos de bien y expectativa de bien, y si vivimos constantemente de acuerdo con esos pensamientos, entonces estamos contribuyendo a ese mural con una influencia muy real para el bien.

Nuestras oraciones son eficaces en la medida que las vivimos. Digamos que estamos orando para tener un sentido de progreso en Afganistán, un sentido de seguridad, de unidad; nuestras oraciones en esa dirección serán eficaces en la mediada en que nosotros expresemos ese sentido de hermandad, ese amor. O digamos que estamos orando por los líderes de nuestro país, y ellos tienen que tomar importantes decisiones, Queremos que esos líderes expresen sabiduría, inteligencia, valor, sensibilidad, incluso amor. Nuestras oraciones en esa dirección van a ser eficaces en la medida que expresemos ese valor, esa inteligencia, esa honradez y esa integridad. Estoy totalmente convencido de que la profunda e inquebrantable esperanza y compromiso por tener una Sudáfrica totalmente libre de racismo que tiene Nelson Mandela, han sido eficaces porque él vivió constantemente de acuerdo con esa esperanza y ese compromiso.

El mural también lo pintamos a un nivel mucho más local, como es la familia. ¿Qué pienso acerca de mi familia? ¿Pienso que, por ejemplo, "mi hermana y mi hermano siempre están peleando y probablemente siempre lo harán"? Lo que ocurre es que si yo acepto ese pensamiento, eso es con lo que yo estoy contribuyendo a mi familia. Porque, ¿qué es una familia? Está compuesta por los pensamientos que tenemos los unos de los otros. Ahora, lo que yo podría pensar y afirmar de mi familia en mi es oración, es que cada miembro es un hijo de Dios que ama la paz.

Del mismo modo, pintamos un cuadro del trabajo, de la ciudad. Todo en el mundo humano es un compuesto de la manera en que piensa la gente. Y mediante la oración, a través de la humildad y la sinceridad de corazón que abre tu pensamiento a las ideas que provienen de Dios, todos podemos contribuir a hacer una mejor pintura.

Bueno, yo sé que tú practicas lo que predicas porque aún antes de ser practicista de la Ciencia Cristiana, leías The Christian Science Monitor y dedicabas muchas horas cada semana a lo que estás hablando, pintar con la oración.

Sí, es que sentía muy fuerte y apasionadamente que los cristianos, así como otros que creen en Dios, tienen la herramienta de la oración a su disposición. Así que pensé que para ser cristiano uno tiene que usar la herramienta de un cristiano—la oración—para cambiar el mundo y transformarlo en un lugar mejor. Pero esto no quiere decir que la oración esté en un lado del cuarto y la acción práctica del otro. Lo que sucede es que la oración es una apertura radical al bien, una apertura radical a las ideas prácticas que provienen de Dios. De modo que a veces la gente ora incluso sin saberlo. Un ejemplo de ello es Wangari Maathai, ganadora del Premio Nobel de la Paz en Kenya. Maathai fue reconocida esencialmente por el trabajo ambiental que realizó. Dio pasos basados en el amor y la consideración hacia los demás. Es posible que la gente no piense que eso sea una oración tradicional. Pero, de nuevo, la oración es el deseo de hacer el bien como destaca el capítulo "La oración" de Ciencia y Salud. Es el deseo de ser generoso, de bendecir a otros.

Y como en el caso de Wangari Maathai, la oración puede comenzar con el deseo y terminar en buenas obras. ¿Qué evidencias has visto de que tu oración funciona?

No siempre es fácil ver el impacto individual a nivel mundial, pero si uno ora constantemente por la familia y la humanidad todos los días, diciendo: "Querido Padre-Madre, ayúdame a ver a mis hermanos y hermanas como hijos de Dios", yo creo que hace una diferencia, una diferencia del lado del bien. Permíteme contar un par de ejemplos.

Por un tiempo, serví en el Neighborhood Watch (grupo de gente que se turna para mantener la vigilancia del barrio), y la policía nos había dado las estadísticas de delitos en las casas, robos de automóviles y de su contenido. Yo había estado orando por el barrio, así que decidí participar en este programa. Identificamos categorías de delitos específicos que queríamos que disminuyeran en el barrio. Yo oraba específicamente por ellos, afirmando que la gente estaba a salvo y quería hacer el bien. Y en dos de las tres categorías la delincuencia disminuyó notablemente.

Otro ejemplo:. En 1986, después de trabajar en el parlamento de Canadá, el partido que ganó las elecciones hizo una campaña para que se hiciera un voto libre en el Parlamento para restaurar la pena capital. La misma no había sido aplicada en Canadá desde los años 60. Pero un nuevo partido político asumió el poder y prometió que habría un voto libre sobre esta cuestión. Yo sabía porque había trabajado en el parlamento y por las encuestas, que los miembros del Parlamento favorecían fuertemente restaurar la pena capital. A medida que se acercaba la fecha para votar, oré para negar todo aquello que se opusiera a la vida en mi propia experiencia. Con todo ahínco declaré que la Vida misma es infinita y no tiene fin. Vida, es otro sinónimo de Dios.

Puesto que Dios es infinito, no puede haber nada que se oponga a la Vida. Trabajé en estos términos, sabiendo que Dios estaba gobernando a los miembros del Parlamento que iban a votar. Yo sé que otros estaban orando también. Resultó que para sorpresa de virtualmente todos los analistas, el voto resultó en contra de restaurar la pena capital. Así que sentí que ése fue un incidente muy específico donde la oración tuvo un impacto.

Y aquí tengo otro ejemplo, que también tiene que ver con la vida en mi país. Canadá está compuesto por dos grupos que siempre se han esforzado por ilevarse bien, y en su mayor parte así lo hacen. La relación entre las personas de habla francesa e inglesa ha sido un aspecto determinante en la historia de Canadá, de la misma forma que la relación entre los estadounidenses de origen africano y los de origen europeo han sido un aspecto determinante en la historia de los Estados Unidos. En Canadá ha habido un par de referendos esencialmente sobre el hecho de si Quebec debería separarse del resto de Canadá, uno en 1980 y otro en 1995. Y al orar por esto en 1995, me hizo pensar en cómo me defino a mí mismo. ¿Pienso que provengo de una parte en particular de la geografía? ¿Si la tierra de la que provengo perdiera un tercio de su geografía, ¿me sentiría diferente acerca de mí mismo? Canadá se extiende desde Columbia Británica en el oeste hasta Nueva Escocia en el este, hasta el territorio de Nunavut y el Océano Ártico en el norte. Me pregunté: "¿Hay acaso algo inherente a esa geografía que define quién soy yo?" De modo que seguí orando, sabiendo que lo que nos define a cada uno de nosotros, lo que define a cada persona alrededor del mundo y en Canadá, no es la historia o la cultura humana, la composición étnica ni el idioma que hablamos. Ninguno de estos factores define quiénes somos como hijos de Dios. Cada uno de nosotros está definido por nuestra unidad con Dios. El Alma—otro sinónimo de Dios—da forma a quienes somos y define nuestra identidad individual.

Yo tengo mi propia opinión política, pero sentí que quería ahondar en el tema. Quería tener un sentido de seguridad que no se apoya en la historia ni en la geografía, sino que proviene únicamente de Dios. El resultado fue Canadá se mantuvo intacta, y no ha habido otro referendo desde 1995. Pero claro, se trata de una cuestión política, y como es de entender, hay varios puntos de vista. No obstante, siento que el sentido de paz que encontré contribuyó, y todavía contribuye, a que haya relaciones armoniosas entre los canadienses de habla francesa e inglesa.

Me pregunto cómo resuelves la dimensión política del tipo de oración que describes, porque los lectores pueden decir que están a favor de la pena capital, o de la secesión.

Bueno, la oración no consiste en decirle a Dios: "Dios, yo quiero que pase esto. Haz que ocurra". Así que tuve mucho cuidado de no orar de esa manera en los ejemplos que di. La oración es el opuesto. Entraña dejar de lado tu opinión personal. Significa dejar de lado las evaluaciones humanas. Requiere que abandonemos nuestra limitada voluntad humana y nos entreguemos a Dios. Orar significa poner a uno mismo y a los demás bajo el cuidado de Dios.

En cierto sentido, la oración se reduce a afirmar que la Mente inmortal gobierna todo en el reino humano. Afirmar, en nombre del mural de la sociedad, que sólo la sabiduría, sólo el sentido más elevado de cómo responder a una situación en particular, puede gobernar las conclusiones y las acciones de las personas envueltas.

Así es. Jesús nos mostró cómo orar en el Jardín de Getsemaní, cuando dijo: "Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Lucas 22:42. Él confiaba que la voluntad de Dios es siempre armoniosa y lo incluye todo.

Como estamos hablando de la firme voluntad del Amor que lo abraza todo, la voluntad de la sabiduría divina, de la justicia divina, del Principio divino—sexto sinónimo de Dios—estamos hablando de la voluntad de la compasión divina, del progreso y la iluminación divina, y la voluntad del nutrimento divino, que eleva, inspira y bendice tanto a las personas como a la sociedad.

Así es. Una de las cosas que más me gustan del cristianismo es que está orientado hacia la salvación individual, pero también a la salvación orientada al mundo. De modo que no es suficiente que resolvamos las cosas por nuestra cuenta. Somos llamados a traer redención al mundo. Y ese es el llamado que veo expresado en el Nuevo Testamento: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura". Marcos 16:15. El Nuevo Testamento no nos pide que encontremos armonía o el cielo dentro de nosotros mismos y nos detengamos allí. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento hay un fuerte sentido de que todos tenemos una obligación con los demás en el mundo.

Me hiciste pensar en el buen Samaritano, el héroe de la parábola que contó Jesús para ilustrar el llamado a ayudar a nuestro prójimo. Véase Lucas 10:30–37. Jesús enseñó que el espíritu-Cristo significa ayudar a los demás y que no está bien ayudarse a uno mismo solamente. Jesús mismo fue un modelo de ese comportamiento. Se movía en sincronía con la Verdad, séptimo sinónimo de Dios, y, por lo tanto, sinónimo de Amor. El ayudaba y sanaba gente dondequiera que iba. Lo que significa que si nos llamamos a nosotros mismos seguidores de Jesús, tenemos que hacer lo mismo, de lo contrario somos hipócritas.

Exactamente. El espíritu del buen Samaritano es un elemento esencial de lo que hemos estado hablando. Y este espíritu del buen Samaritano es el elemento esencial de la Ciencia Cristiana. Esta Ciencia inspira infinita buena voluntad hacia las personas, y más que eso, la Ciencia Cristiana ayuda a la gente a cumplir con esa buena voluntad, de maneras eficaces basadas en la oración.

Una idea que me encanta es que la Ciencia Cristiana es la ley de Dios—la ley del Amor—escrita en "sus partes internas", como dice en Jeremías.  Jeremias 31:33, según la version King James. Y esta ley divina es universal, de manera que está escrita en las partes internas de cada persona dondequiera que se encuentre. Lista para ser revelada.

Así que el deseo de ser afectuoso, el deseo de ser generoso, de pensar en otra persona antes de pensar en uno mismo, incluso la comprensión metafísica precisa que nos da la Ciencia Cristiana, yo creo que todo esto es inherente a cada uno de nosotros, como las rayas son inherentes al tigre. Parte de la definición espiritual de hombre en Ciencia y Salud, dice que el hombre es "la representación completa de la Mente".  Ciencia y Salud, pág. 591. Y es mi responsabilidad como buen Samaritano verme a mí mismo y a los demás de esa forma, como la representación completa de la Mente. Siento que con mucha frecuencia el cristianismo ha consistido en convertir a alguien para que haga esto o persuadirlo para que haga lo otro. Pero el cristianismo tiene que consistir más en que yo tenga la disciplina y la humildad de ver lo divino en mi hermano, de que yo tenga la disciplina y la humildad de ver el bien en una hermana o en un vecino, aunque esa persona no parezca buena en la superficie. Tengo la obligación como cristiano de ver a la persona en la luz de esta Ciencia del ser universal, y de ese modo traer curación.

En su conferencia del Premio Nobel de la Paz en 1964, Martin Luther King, Jr., quien predicó el amor y vivió el amor, incluyó esta línea del historiador británico Arnold Toynbee: "El amor es la fuerza absoluta que impulsa la elección salvadora de la vida y el bien, contra la elección condenatoria de la muerte y el mal. Por lo tanto, la primera esperanza de nuestro inventario debe ser la esperanza de que el amor tenga la última palabra".

Eso es muy conmovedor. Sí, y mediante la oración podemos afirmar—con toda profundidad, sinceridad y expectativa—que el Amor sí tiene la última palabra. Y podemos hacer honor a esa oración mediante nuestra manera de vivir. De hecho, el Amor divino, Dios, tiene la única palabra, tanto la primera como la última.

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