Empecé a estudiar la Ciencia Cristiana cuando tenia 18 años. En esa época enfrentaba muchos problemas económicos. Debía solventar todos mis gastos sola y me había quedado sin trabajo. Al acercarse el día de pagar el alquiler, sentí mucho miedo y desesperación porque me quedaría en la calle. Al contárselo a una amiga, ella me recomendó que llamara a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara con la oración. La practicista me alentó y me dijo que no tuviera miedo porque estaba bajo el cuidado del Amor divino, que El me daba todo lo que necesitaba, incluso una ocupación.
Hablamos largo rato y sus palabras me tranquilizaron bastante. Después estuve orando y pensando en mi identidad espiritual, que por ser una hija amada de la Mente infinita yo no podía estar desamparada. Al otro día, cuando me desperté, pensé que si estaba bajo el cuidado de Dios, El ya tenía un lugar para mí y no debía tener temor. Así que en vez de buscar trabajo, salí a caminar.
Iba pensando en estas cosas cuando un lugar atrajo mi atención y entré. Sentí mucha tranquilidad y me quedé en la sala meditando. En eso se acercó el dueño y empezamos a conversar. Le dije que estaba buscando trabajo y le pregunté si tenía algo para ofrecerme. Así que me entrevistaron y ¡me contrataron de inmediato! Entonces le conté mi situación, que debía pagar el alquiler ese mismo día, y muy amablemente me propuso adelantarme un mes de sueldo para poder cubrir mis gastos, Empecé a trabajar al día siguiente. Trabajé largo tiempo en ese lugar donde tuve muchas satisfacciones y abundancia económica.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!