En casi todos lados, el tema de mayor importancia es la situación financiera.
En Washington se está llevando a cabo una investigación por unos alegatos que acusan a Goldman Sachs, un importante banco de inversiones, de crear instrumentos defectuosos, vendérselos a sus inversores y después apostar a que fracasarían. En el Reino Unido, temas sobre el presupuesto han sido sumamente importantes en las últimas elecciones parlamentarias. Para reducir el alto déficit presupuestario de ese país, se esperan serios recortes en el gasto público, y hay gran preocupación acerca de quién y qué será más afectado. Mientras tanto, Alemania, Francia y otros países están trabajando con Grecia para evitar una caída financiera que podría afectar el euro y otras naciones europeas. Estas son sólo algunas de las áreas donde las finanzas producen preocupación.
Como fundadora y guía del movimiento de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy no fue ajena a serios desafíos financieros, legales y empresariales. No obstante, ella siempre dejó que Dios fuera su guía e indefectiblemente salió airosa. En sus escritos, encontramos más de una vez esta declaración de la Biblia: "Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará".Salmo 37:5.
En una época en que muchos expertos están confundidos porque no saben qué restaurará el equilibrio de las finanzas mundiales, ni qué pueden hacer para no causar un estrago económico y social, obligarse a este compromiso con el Señor es de esencial importancia. Dios, la Mente única, incluye toda inteligencia y sabiduría, y Su guía es segura porque está imbuida de Verdad y Amor.
La determinación de orar trae aparejada la necesidad de hacer una introspección espiritual, una purificación personal y tener la disposición de esforzarse por alcanzar una comprensión más clara de qué es lo que realmente trae provecho a una persona, a una industria y a una nación. Esta pregunta de Jesús ofrece una guía: "¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?"Marcos 8:36.
En la superficie, muchos elementos infructuosos del pensamiento parecen estar en control: intransigencia, codicia, justificación propia, temor, voluntad propia, orgullo, envidia, egoísmo. No obstante, la flagrante naturaleza misma de dichas condiciones es una señal de que existe en potencia la posibilidad de que se produzca un renacimiento genuino, una nueva manera de interactuar, de realmente seguir el mandato de Jesús de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El apoyo de este renacimiento con vigor y oración sin duda moverá montañas de resistencia, confusión y desesperación.
Este cambio en el pensamiento puede definir la ganancia como la habilidad de hacer el bien, no sólo para uno mismo, sino también para nuestro prójimo más cercano y más lejano. La norma moral que acompaña el compromiso de hacer el bien excluye la creación de productos diseñados para fracasar, engañando a la gente sobre la viabilidad de algunas inversiones, y otras cosas por el estilo.
Dados los millones de personas afectadas, un cambio tan dramático podría parecer virtualmente imposible. Pero la realidad espiritual es que cambiar el pensamiento en esta dirección y unirse con el Cristo—nuestra verdadera naturaleza espiritual, creada por Dios—no implica comenzar un enorme movimiento económico y social, que se dispara en muchas direcciones. Más bien, es reconocer que la omnipotencia divina, la Mente única, tiene un solo propósito: hacer solamente el bien, y ese es el propósito que tenemos todos. En esencia, tal oración recurre al único poder que puede verdaderamente moldear de nuevo el mundo.
Hace que resistamos la presión de estar del lado de las ganancias en vez de la moralidad, del poder en vez del amor, del éxito a corto plazo en vez del progreso a largo plazo.
Todo aquél que lea esta revista, que cree en el poder de Dios para sanar y salvar, puede apoyar este cambio en el pensamiento. En un artículo titulado "El nuevo nacimiento", Mary Baker Eddy escribe: "Aquel que ha nombrado el nombre de Cristo, que virtualmente ha aceptado las exigencias divinas de la Verdad y el Amor en la Ciencia divina, diariamente se aparta del mal; y todos los esfuerzos inicuos de supuestos demonios jamás podrán cambiar el curso de aquella vida que fluye invariablemente hacia Dios, su fuente divina".Escritos Misceláneos 1883—1896, pág. 19.
Los temores, dudas, ceguera moral y obstinación son los "supuestos demonios" que impiden el progreso y diluyen el valor moral. Pero como esos demonios son "supuestos", nunca logran prevalecer frente a la corriente del bien todopoderoso, que tiene el poder de traer nuevamente equilibrio a las naciones, traer esperanza e impulsar el pensamiento hacia un amor más elevado por nuestros semejantes.
Se pueden encontrar respuestas sabias e inteligentes. Varios gobiernos están considerando medidas adecuadas para proteger las economías. Google ha dejado de cooperar con la censura de Internet en China, aunque significó perder acceso a un mercado muy importante. Esto es una buena señal.
La intransigencia, el temor de adoptar una postura moral, el aferrarse a modelos comerciales depredadores, todo esto puede ceder ante nuestra convicción de que esta corriente de bien es para todos, no para unos pocos. Esta corriente todo lo baña y purifica. Hace que resistamos la presión de estar del lado de las ganancias en vez de la moralidad, del poder en vez del amor, del éxito a corto plazo en vez del progreso a largo plazo.
Esta es una postura radical. Es un desafío a la base material sobre la que se basa el mundo tal como lo conocemos. Y la victoria ha de exigir de nosotros considerable dedicación. Aun así, a medida que cambiemos hacia una mayor comprensión del Amor divino y su gobierno, descubriremos que este es el mundo que nuestros corazones siempre han tenido por justo. Y es el único que prevalecerá.
