Desde hace tiempo Rebecca Odegaard tiene la pasión de alimentar a la gente. Siendo una joven madre en Londres, durante un año hizo un curso intensivo de cocina en el Prue Leith's Cookery School. Poco después, regresó con su familia a los Estados Unidos y aprovechó la oportunidad para aplicar sus habilidades culinarias. Consiguió lo que consideró el trabajo de sus sueños donde regenteó un restaurantelalmacén "hogareño" en un pueblo rural de la costa Atlántica, donde pasó los días cocinando sopas y ensaladas, sándwiches y pasteles caseros para sus clientes. "Me encantaba hacer que la gente se sintiera cómoda y feliz, y expresar arte en los platos que cocinaba", me dijo Rebecca con entusiasmo cuando conversamos por primera vez.
Con las tareas que tenía con su familia y la iglesia —en ese entonces tenía dos niños pequeños, y su marido viajaba con frecuencia— Rebecca estaba muy ocupada. Y una noche su trabajo se multiplicó cuando fue elegida Segunda Lectora de su iglesia filial. Además, pronto comenzó a recibir llamadas de vecinos y miembros de su iglesia solicitando ayuda; querían ser alimentados espiritualmente. "Para mi fue muy claro que necesitaba dejar de preparar esos ricos platos y, en cambio, dar tratamientos en la Ciencia Cristiana", explica.
REBECCA: Después de vender el negocio y dedicarme totalmente a la práctica, me encontré de pasada con uno de mis clientes, y él me dijo: "Te extrañamos. ¿Qué estás haciendo ahora?" Le contesté: "Bueno, tal vez te suene raro, pero soy practicista de la Ciencia Cristiana". Y me contestó: "¿Sabes?, el ambiente que se vivía en tu negocio era la manera en que una iglesia debería ser".
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