Como ocurre muchas veces, la Ciencia Cristiana llegó a mí como un preservador de vida con las palabras "valor moral" impresas en ella: "Se requiere valor moral para enfrentar el mal y proclamar lo que es justo",Ciencia y Salud, pág. 327. como dice Ciencia y Salud. Sumergido en los tormentosos mares en los que yo mismo me había metido, esas palabras de Mary Baker Eddy me impulsaron a hacer cosas que colocaron mis pies sobre una roca. Sucedió lo siguiente...
Un día lluvioso, estaba yo reunido en un cuarto con docenas de reclusos que trabajábamos en el campo, esperando que los cielos se abrieran para reanudar el trabajo, cuando le pedí a uno de los guardias algo para leer. Él sacó un ejemplar del Christian Science Monitor de los atados de montones de estos diarios que se usaban como mesas para jugar a las cartas. Este tenía escrito en su primera página: "Para no hacer daño a nadie, sino bendecir a toda la humanidad".Véase La Primera Iglesia de Cristo, Cientifico, y Miscelánea, pág.353. Me llamó mucho la atención porque era tan claro como el día, que estaba dirigido a mí. Me tomó un tiempo abrirlo. Hacía muchos años que me sentía confundido, me acosaba el recuerdo de la gente que, estando en la artillería, había matado durante la guerra en Corea, y sentía temor de enfrentar la verdad.
Hacía poco que me había enterado de mi herencia mexicana, después que me asignaron a una granja conocida como "Harlem One", porque consideraron que mi nombre era de ese origen. Yo siempre había pensado que era italiano.
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