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actualidad latina

Y la semilla dio su fruto

Del número de marzo de 2011 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Como ocurre muchas veces, la Ciencia Cristiana llegó a mí como un preservador de vida con las palabras "valor moral" impresas en ella: "Se requiere valor moral para enfrentar el mal y proclamar lo que es justo",Ciencia y Salud, pág. 327. como dice Ciencia y Salud. Sumergido en los tormentosos mares en los que yo mismo me había metido, esas palabras de Mary Baker Eddy me impulsaron a hacer cosas que colocaron mis pies sobre una roca. Sucedió lo siguiente...

Un día lluvioso, estaba yo reunido en un cuarto con docenas de reclusos que trabajábamos en el campo, esperando que los cielos se abrieran para reanudar el trabajo, cuando le pedí a uno de los guardias algo para leer. Él sacó un ejemplar del Christian Science Monitor de los atados de montones de estos diarios que se usaban como mesas para jugar a las cartas. Este tenía escrito en su primera página: "Para no hacer daño a nadie, sino bendecir a toda la humanidad".Véase La Primera Iglesia de Cristo, Cientifico, y Miscelánea, pág.353. Me llamó mucho la atención porque era tan claro como el día, que estaba dirigido a mí. Me tomó un tiempo abrirlo. Hacía muchos años que me sentía confundido, me acosaba el recuerdo de la gente que, estando en la artillería, había matado durante la guerra en Corea, y sentía temor de enfrentar la verdad.

Hacía poco que me había enterado de mi herencia mexicana, después que me asignaron a una granja conocida como "Harlem One", porque consideraron que mi nombre era de ese origen. Yo siempre había pensado que era italiano.

Los líderes de la granja "mexicana" donde me alojaba me recomendaron que, por mi propia seguridad, aprendiera a hablar español, y un recluso bien educado fue mi maestro de ese idioma. El Monitor tenía la traducción al español de un artículo titulado "Valor moral". Su lectura entusiasmó mucho a mi maestro, y al ver el efecto que esto había producido en él, yo quedé sumamente interesado. Después, recorté del Monitor aquellas catorce palabras de la cita de la Sra. Eddy sobre el valor moral, las pegué con goma de mascar a un cartón y lo envolví con celofán para poder leerlas con frecuencia y recordarlas.

Pensé traté de comprender esa frase "valor moral". Comencé a aferrarme a la palabra "moral" aunque no tenía ni idea con qué se relacionaba. Confundido, traté de comprender la palabra "valor", pero no logré hacerlo. Sin embargo, algo acerca de la palabra "moral" tuvo un efecto en mí. Aunque no me daba cuenta, mi temor se estaba disipando. Debido a esas dos palabras solicité ver a un Capellán de la Ciencia Cristiana. El "maestro" me sugirió que usara su nombre y su número para que la carta pudiera salir. Tiempo después, este Capellán vino a verlo, y él le dio mis datos. Cuando finalmente logró localizarme, pues yo había estado incomunicado, me dio un ejemplar del libro Escritos Misceláneos por Mary Baker Eddy y un Himnario de la Ciencia Cristiana. Yo no sabía leer música, sin embargo, las palabras de estos dos libros me propulsaron hacia lo que adentro de la prisión llaman "el mundo libre".

Sin duda, el "valor moral" es un escalón para alcanzar la consciencia que está en armonía con Dios. Esto es algo que pude comprobar cuando hubo una reyerta en el campo de reclusos y me pidieron que tradujera lo que estos decían a las autoridades. Así lo hice y ellos llegaron a un acuerdo, pero a mí me acusaron de instigador y me condenaron a un año de confinamiento solitario. Ese período de incomunicación estuvo lleno de crecimiento espiritual para mí. Mi pensamiento se fue transformando. Desde allí le escribí al juez pidiéndole una carta de perdón. El abogado que la corte me había asignado se había suicidado, y poco después me enviaron a "Harlem Two", una granja mexicana de gente violenta y astuta.

El psiquiatra de la prisión había diagnosticado que yo era un sociópata incorregible, sin embargo, cuando venía a verme yo le hablaba de las ideas sobre la verdad y la honradez que había aprendido de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana. Después de escucharme, un día me pidió que lo asistiera en su oficina de la prisión. Aunque yo no tenía habilidades de oficinista, él consideró que estaba calificado para mantener la oficina "limpia", libre de contrabando y drogas. Así fue como salí de "Harlem Two", Como él me trataba como a un igual, yo a veces me permitía sugerirle que me asignara otras labores en las oficinas centrales, lo que me llevó posteriormente a conocer a mi futura esposa.

Fue durante esta época que mi madre asistió a una iglesia de la Ciencia Cristiana y al sanar por medio de la oración de una grave enfermedad, me envió el libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Ávido de ampliar mi conocimiento de Dios y de mí mismo, me dediqué a estudiarlo en profundidad.

Me llamó mucho la atención el siguiente pasaje: "El hombre es incapaz de pecar, enfermar y morir. El hombre verdadero no puede desviarse de la santidad, ni puede Dios, quien desarrolla al hombre, engendrar la facultad o libertad de pecar".Ciencia y Salud, pág. 475.

Seis años después de mi primera entrevista con el Capellán de la Ciencia Cristiana, salí en libertad condicional. Yo había estado leyendo y escuchando a lo largo de esos años la manera de encontrar mi libertad espiritual, y fui guiado a "la tierra de la Ciencia Cristiana, donde las cadenas caen...".Ibíd.,pág. 226-227.

Los miembros de la Sociedad de la Ciencia Cristiana de Pasadena, Texas, me recibieron muy afectuosamente. El apoyo que me brindaron mediante la oración fue de vital importancia pues reforzó mi progreso espiritual y me inspiró a despojarme del "viejo hombre" y vestirme "del nuevo hombre".Efesios 4:22. Tiempo después, cuando las oraciones lograron disipar mis temores y sospechas, le pedí a una afectuosa miembro de la Sociedad que orara por mí. Ella me comentó que había encontrado inspiración en esta declaración de la Sra. Eddy: "... a la humanidad entera y a toda hora el Amor divino suministra todo el bien".Ciencia y Salud, pág. 494. Comencé a sentir la presencia de Dios, que está siempre aquí. Asimismo, le escribí una carta al redactor del Christian Science Monitor adjuntándole una rosa y agradeciéndole por todos los buenos artículos que yo había leído en ese diario.

Dos meses después de mi liberación, vino a verme la hermana de compañero de prisión, a quien yo allí dentro habia ayudado a conseguir trabajo. Ella quería agradecerme por lo que había hecho. Me dijo que el capítulo 13 de la primera epístola a los Corintios, la había impulsado a hacerme esa visita. Tiempo después, con la ayuda de mi oficial de libertad condicional y su esposa, crucé la línea del condado y visité a los padres de esta joven para obtener su aprobación y proponerle matrimonio a su hija. Así fue que nos casamos un año después. El antiguo pastor de la Capilla de la Esperanza en la Penitenciaría del Estado nos casó en una Iglesia Metodista. Varios de mis leales amigos de prisión y sus esposas fueron testigos, además de mi antiguo jefe, el psiquiatra y el Capellán de la prisión que se resistía a que dejaran entrar la Ciencia Cristiana allí, y por quien yo había orado con el concepto de la Sra. Eddy de que existe una Fe, un Señor y un Bautismo. Yo había usado esto lealmente con el capellán.

Tres años después, conmutaron mi sentencia de 75 años de cárcel, por los años ya cumplidos, y el Gobernador del Estado de Texas me otorgó el perdón total y me restauró los derechos civiles.

Los años que estuve en prisión estuvieron, ''llenos de bendiciones''.ibid.,pág. vii. Conocí la Ciencia Cristiana; mi comprensión de la lengua inglesa se profundizó; definí mi herencia hispana y logré hablar español con más fluidez, lo que me calificó años más tarde para servir en las cortes del INS (Immigration and Naturalization Service) por todos los Estados Unidos; y Dios me guió a conocer y a casarme con una bella y educada mujer que ama y practica la Ciencia Cristiana. Tuve el privilegio de adorar a Dios compartiendo mi curación con otros en los cinco años de trabajo de rehabilitación que tuve, durante los cuales fui aceptado para tomar Instrucción en Clase Primaria en la Ciencia Cristiana, lo que me preparó aún más para servir a Dios como hago ahora.

Quiero agradecer especialmente a Cuarta Iglesia de Cristo, Científico, Houston, por enviar paquetes con ejemplares del Christian Science Monitor a las granjas de prisión mexicanas del sistema penitenciario de Texas. Como en la parábola de Jesús sobre el sembrador, yo le debo mi vida a la semilla que ''cayó en buena tierra, y dio fruto''.Mateo 13:8.

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