Hace unos años, cuando terminé la secundaria, tenia planeado ir al viaje de egresados. En esa época Argentina estaba pasando, por una crisis económica bastante grave y, como resultado, a mis papás les resultaba muy dificil pagarme el viaje. También a mi mejor amiga y compañera de escuela se le había hecho imposible viajar. Así que yo estaba muy angustiada.
Asistía a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana desde muy chica, y orar era muy importante para mi. Recuerdo que un domingo comenté lo que ocurría en la clase y la maestra, que era mi tía, ofreció pagarme el viaje. Entonces le dije que le agradecía mucho, pero lo que yo quería era que me ayudara a orar para poder salir adelante, porque sentía que ayudara a orar para poder salir adelante, porque sentía que debía aprender algo de esa situación. Entonces me dijo que no había ningún factor material que pudiera impedir la manifestación del Amor divino, que los móviles que yo tenía eran buenos e iban a llevar a buen puerto.
En la Escuela Dominical había tenido oportunidad de aprender a encontrar inspiración en el Padre Nuestro y el sentido espiritual del mismo que da el libro Ciencia y Salud. Hay una frase en el Padre Nuestro que me fue de particular ayuda. Dice: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy", y Ciencia y Salud dice a continuación: "Danos gracia para hoy; alimenta los afectos hambrientos".Ciencia y Salud, pág. 17.
Cuando relacioné la palabra gracia—que para mí estaba relacionada con el entendimiento espiritual—con el hecho de ser agradecida, empecé a ver las cosas que ya tenía, en lugar de hacer hincapié en lo que me faltaba o en lo malo que puede que nos esté pasando. Ver lo que Dios ya nos ha dado espiritualmente, como la inspiración e inteligencia para solucionar problemas, nos lleva a encontrar las herramientas necesarias para salir adelante.
Estando en mi casa, inspirada por lo que mi tía me había dicho, me puse a leer la Lección Bíblica, cuyas citas de la Biblia y de Ciencia y Salud se publican en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Esa semana se citaba el libro del Génesis, donde dice que Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, y que le dio señorío sobre toda la tierra.Genesis 1:26. Después de pensar en lo que esto significaba para mí, llamé a mi amiga y le conté lo que había aprendido acerca del hombre en la Biblia, y que me habían enseñado que Dios es el Amor divino que satisface todas nuestras necesidades.
Luego hablamos de por qué queríamos ir al viaje de egresados, y nos dimos cuenta de que todos nuestros motivos eran buenos: festejar con amigos la terminación con éxito de un curso de estudios, celebrar la amistad que entre todos compartíamos, etc. Era evidente que los motivos eran buenos, y le propuse que oráramos juntas. Así fue como ella también empezó a estudiar las Lecciones Bíblicas conmigo y a asistir a la Escuela Dominical.
Tres meses antes del viaje, el día en que celebrábamos mi cumpleaños, nos vino a visitar un amigo de mi papá que hacía mucho tiempo que no veíamos, y como regalo me dio el dinero que necesitaba para hacer el viaje. Esto me permitió no sólo pagar lo que a mí me correspondía, sino también ayudar a mi amiga.
Fue maravilloso poder comprobar que Dios siempre satisface nuestras necesidades. Mi amiga continuó su estudio de la Biblia y Ciencia y Salud, y empezó a tener muchos cambios en su vida también, así que estuvimos las dos muy agradecidas, más allá del viaje de estudio.
