El tráfico de narcóticos y otras sustancias ilegales es una de las grandes amenazas contra la estabilidad del mundo. Los carteles criminales son implacables, tanto en el cultivo y procesamiento de las drogas, como al distribuirlas a los mercados mundiales. Su presencia a menudo corrompe a los funcionarios gubernamentales y a veces incluso a las fuerzas de seguridad local que se supone están envueltas en la lucha contra las drogas. A veces, las ganancias del tráfico de drogas son lavadas y transferidas a organizaciones terroristas. A nivel mundial, el tráfico de drogas socava las instituciones de los gobiernos democráticos y trae miseria e inestabilidad a la sociedad.
Durante unos cuatro años, en mi trabajo como funcionario del servicio exterior de los Estados Unidos, formé partedel equipo de control de narcóticos en la embajada de un país de América Latina donde estaba encargado de los aspectos públicos de la lucha contra las drogas.
Aunque sabía del éxito obtenido y de varias instancias en que mis amigos y colegas demostraron enorme valor, también sabía muy bien que los narcotraficantes tenían mucho dinero y parecían inhumanos en su ferocidad, corrupción y crueldad. A menudo era un cuadro my desalentador, como parece seguir siendo actualmente. Pero no necesita ser así. La oración es un arma contra el tráfico de drogas que todos los que estamos preocupados por este azote en nuestras comunidades podríamos usar con mayor eficacia.
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