Así como un mecánico tiene sus herramientas, pinzas, tenazas y destornilladores, para realizar su trabajo, la humanidad tiene una herramienta única para la vida en el concepto de la oración que la Ciencia Cristiana ofrece.
Cuando oro desde el punto de vista de que Dios es todo, como enseña la Ciencia Cristiana, se vuelve claro para mí que el mal —pecado, enfermedad y limitaciones— no tiene lugar dónde existir. Esta oración espiritualiza el pensamiento y nos permite ver solo lo que es real y estar más conscientes de la presencia de Dios y de nuestra perfección como Su imagen y semejanza.
Cristo Jesús enseñó a sus discípulos que es importante orar, y nos instruyó cómo hacerlo en la oración del Padre Nuestro. Mary Baker Eddy, la descubridora de la Ciencia Cristiana, nos ofrece el sentido espiritual de esta oración en su libro de texto, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. En su interpretación de la primera línea de la oración, ella se refiere a Dios como nuestro Padre-Madre:
“Padre nuestro que estás en los cielos,
Nuestro Padre-Madre Dios, todo-armonioso” (pág. 16).
Cuando leo esto, me siento en completa armonía y unidad con nuestro Creador. Como nuestro Padre-Madre es del todo armonioso, entonces la creación de Dios, la imagen del Amor divino, es armoniosa, saludable y perfecta.
Hace unos años, tuve la oportunidad de comprobar esto. Era invierno, hacía mucho frío, y me costaba mucho respirar. Hacía dos días que me sentía mal. A la tercera noche, me desperté de madrugada afiebrado, congestionado y muy transpirado. No podía dormir. Comencé a orar, y sentí la necesidad de darme una ducha.
Como nuestro Padre-Madre es del todo armonioso, entonces la creación de Dios, la imagen del Amor divino, es armoniosa, saludable y perfecta.
Al mirar cómo el agua se iba por la rejilla, pensé en el significado del agua en el bautismo del que habla Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud. Ella define el bautismo como: “Purificación por el Espíritu; sumersión en el Espíritu” (pág. 581). Me di cuenta de que la verdadera limpieza o purificación que necesitamos es estar dispuestos a hacer lo que dice el Apóstol Pablo, y “estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor” (2 Corintios 5:8). En otras palabras, no tener en el pensamiento nada que no sea la totalidad de Dios, el Espíritu, y no reconocer ningún otro poder o realidad en el cuerpo, o materia, como tampoco tenerle miedo a sus supuestos efectos. Al hacer esto, me sentí liberado de la creencia en la enfermedad o de cualquier condición discordante; es decir, la creencia en algo que sólo parece ser, pero no es, porque no pertenece a la creación divina.
Muy pronto me liberé de la preocupación y del temor. Terminé de bañarme, y me fui a desayunar. Sin embargo, el desayuno fue para mí doble, porque después de comer, tuve mi desayuno espiritual, la Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana, basada en nuestro Pastor dual e impersonal, la Biblia y Ciencia y Salud. Sentí que estas Lecciones acerca de Dios y el hombre, constituyen un bautismo diario que limpia la consciencia humana de la propensión a pensar materialmente.
Cuando sanamos por medios espirituales, eliminamos el error o creencia que es la raíz del problema, y la curación es completa y permanente.
Uno de los aspectos más importantes de la Lección Bíblica es que cuando comprendemos alguna verdad espiritual, inmediatamente la podemos aplicar de manera práctica en nuestra propia vida. Todo estudiante de la Ciencia Cristiana estudia esta misma Lección alrededor del mundo, y de ese modo nos apoyamos unos a otros al orar y reflexionar sobre las mismas ideas. Para mí esto es como una corriente espiritual global que nos ayuda y nos bendice a todos.
Cuando terminé de desayunar me fui a trabajar. Poco después, comprobé que estaba totalmente sano, y pude cumplir perfectamente con mis obligaciones como profesor de educación física. Con frecuencia doy clases al aire libre, lo que quiere decir que a veces trabajo en condiciones climáticas desfavorables. Aunque la creencia de que podemos sufrir debido a ciertos climas parece estar muy arraigada, me sentí agradecido por poder probar mi dominio sobre esta creencia.
Después, me encontré con un médico amigo y me dijo que pensaba que había tenido una infección pulmonar. Yo agradecí mucho a Dios por esta curación, pues sé que cuando sanamos por medios espirituales, eliminamos el error o creencia que es la raíz del problema, y la curación es completa y permanente.
