Durante muchos años sufrí de fuertes dolores de oído. Cuando era niña, mi mamá me llevó al médico, quien diagnosticó que tenía otitis. Pasé toda mi niñez, adolescencia y parte de mi vida adulta tomando medicinas y cumpliendo con una serie de prohibiciones para que mis oídos no se infectaran. No podía nadar en el mar ni exponerme al frío, y tenía que privarme de hacer muchas otras actividades.
De adulta encontré la Ciencia Cristiana y decidí buscar tratamiento mediante la oración metafísica cristiana para poder sanar de una vez por todas.
Leía la Lección Bíblica semanal de la Ciencia Cristiana todos los días y oraba reconociendo que, por ser la imagen y semejanza de Dios, yo sólo podía expresar Su perfección y manifestar salud.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!