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Es un hecho que el mal va a terminar

Del número de febrero de 2013 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Originalmente publicado en el Christian Science Journal de Febrero de 2013.


 ¿Has tenido alguna vez que detenerte por el paso de un tren? Allí te tienes que quedar, sentado en tu automóvil esperando y viendo pasar una hilera interminable de vagones. Pero por más frustrante que sea esa espera, hay algo que sabes muy bien acerca de ese tren: en algún momento terminará de pasar. Por más que tome cinco, quince minutos, o más, sabes con toda certeza que vas a cruzar esas vías. Y mientras esperas, hay muchas cosas que puedes hacer. En silencio, con persistencia y compasión, puedes orar por ti mismo, por tu familia, por tus vecinos, hasta por el mundo.

Como todos sabemos, el mundo no se acabó a fines de diciembre de 2012, a pesar de lo que predecía la comúnmente llamada profecía Maya, basada en siglos de cálculos antiguos. Tampoco había garantía alguna de que la profecía se fuera a cumplir.

No obstante, hay algo que en gran parte sí terminó, y cada día está llegando más y más a su fin. Me refiero al mal, al error, en todas las formas con que delante de la humanidad  se pavonea en forma de odio, guerra, miseria, enfermedad, pecado, incluso la muerte. Y este fin es una promesa garantizada de la ley divina. Como lo reconoció el Salmista: “han perecido; han quedado desolados para siempre” (Salmos 9:6). 

Esta es una de las cosas más reconfortantes que Jesús enseñó y que la Ciencia Cristiana reitera. El mal, en su terrible historia y todas sus trágicas formas, debe llegar y llegará a su fin. Puesto que Dios, el bien, es la fuente de toda existencia y el mal no tiene una realidad fundamental, el mal jamás ha tenido una base firme donde pararse. Dado que Dios jamás creó ni causó el mal, este no tiene principio desde donde operar, ni inteligencia o sustancia que sustente siquiera la ilusión que aparenta ser. Todo lo que es bueno durará para siempre, y todo aquello que tiene siquiera un indicio de mal, tiene su fin garantizado. 

Miles, tal vez millones, se asustaron —algunos muchísimo, otros un poco— ante la perspectiva de que el mundo terminara en el año 2012. Sintieron que no podían hacer nada. Sin embargo, nada ocurrió. ¿Cómo estamos enfrentando el fin de todo mal que sabemos que ocurrirá? ¿Acaso tú y yo tenemos algún papel que cumplir en esto? ¿O simplemente debemos quedarnos sentados esperando que llegue el fin que se predice, como hicieron aquellos que esperaban la predicción del fin del mundo?  

Lee el Sermón del Monte que impartió Jesús, y encontrarás muchas cosas para hacer. Lee Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, y practica lo que entiendas. Mary Baker Eddy señala en su libro lo que deben hacer y harán aquellos que “disciernan la Ciencia Cristiana”, mientras la humanidad avanza firmemente hacia el fin de todo mal: “Refrenarán el crimen”. “Ayudarán a expulsar el error”. “Mantendrán la ley y el orden”. “Gozosamente esperarán la certeza de la perfección final” (pág. 97). ¡Así es! Todos tenemos mucho que hacer mientras esperamos que ese tren del error llegue a su inevitable y decisivo fin.

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