¿Es la igualdad de los sexos tan solo una visión para el futuro? ¿O quizás incluso un objetivo demasiado alto para nuestro tiempo? Cuando se trata de la situación de niñas y mujeres en muchas culturas alrededor del mundo estas preguntas no son abstractas. En muchos lugares están sujetas a violaciones, violencia doméstica, tráfico humano y abuso vicioso. Las jovencitas que apenas han dejado de ser niñas se convierten en niñas-esposas de hombres mucho mayores, y ocurren otras atrocidades.
El año pasado, Malala Yousafzai, joven activista en pro de la educación, hizo su primera aparición pública de alto nivel refiriéndose a la importancia de la educación. Esta adolescente se convirtió en noticia mundial después que los talibanes le dispararon por la campaña que hacía a favor del derecho de todas las niñas a tener una educación. Vale la pena señalar que una estimación global indica que 77.6 millones de niñas no están inscritas en la educación primaria o secundaria.
Cuando entendemos esta realidad espiritual, nuestras oraciones para apoyar el derecho de niñas y mujeres a estar seguras, a tener dignidad, educación, expectativas justas y libertad, adquieren una renovada claridad.
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