Durante cinco años sufrí de dolores de estómago severos y constantes. Durante ese tiempo, consulté con diferentes médicos, quienes atribuyeron el dolor a una infección. Me pidieron que sólo bebiera agua filtrada y me prescribieron antibióticos. Estos medicamentos me proporcionaban alivio temporal, pero después de una o dos semanas, el dolor volvía. Ningún medicamento podía detener la enfermedad de forma permanente.
A menudo los dolores de estómago se asocian con la tensión, la ansiedad y el estrés. De hecho, yo me preocupaba mucho por muchas cosas, sobre todo por mi salud, y temía perder la vida a causa de una enfermedad.
Pero en el año 2009 mi vida cambió por completo. Estaba tomando un curso de especialización en Portugal, y un compañero de trabajo me invitó a asistir a un servicio religioso en una iglesia filial de la Ciencia Cristiana. Todas las personas en esa iglesia fueron muy amables y uno de los miembros me dio dos ejemplares de El Heraldo de la Ciencia Cristiana en portugués. Las ideas de la revista me gustaron mucho y quise aprender más sobre la curación en la Ciencia Cristiana. Así que, después de regresar a Angola, en diciembre de 2009, compré un ejemplar de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy y empecé a leerlo.
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