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Preguntas y Respuestas

¿Cuál es la política de La Iglesia Madre respecto a la sexualidad y la afiliación?

Del número de abril de 2014 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


P. ¿Cuál es la política de La Iglesia Madre respecto a la sexualidad y la afiliación?

R. En ocasiones, la Oficina del Secretario recibe consultas acerca de la compatibilidad de ciertos tipos de relaciones sexuales con la afiliación a La Iglesia Madre. Aunque parecería que estas preguntas podrían ser respondidas con un simple sí o no, nuestra Iglesia está comprometida con algo más profundo: unirse con aquellos que nacen “de nuevo en el Espíritu” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 35).

Al reflexionar sobre esto, ¿quién querría pertenecer a una iglesia que piensa que para ser miembro es suficiente con establecer una lista de comportamientos aceptables e inaceptables, y luego decidir si se está de acuerdo con ellos o no? Para el apóstol Pablo, el Cristo entra en el corazón de cada uno (¿y no es acaso precisamente esta la razón por la que nos unimos a la Iglesia?), siempre y cuando hayamos cambiado por completo la imagen que tenemos de nosotros mismos: “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”, (Gálatas 3:26).

Por supuesto, nuestro nuevo nacimiento en el cristianismo no implica que renunciemos a los requisitos morales de las relaciones humanas, sino que aumentemos nuestro compromiso de expresar pureza, amor y castidad en esas relaciones. En esa misma epístola a los Gálatas, leemos: “Hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne” (ibíd, 5:13).

Aquellos que se unen a La Iglesia Madre lo hacen porque han alcanzado en cierta medida la visión que es la esencia del descubrimiento de Mary Baker Eddy -- “el hombre no es material; él es espiritual” -- y quieren unirse con otros que se esfuerzan por demostrar este gran hecho. Incluso, aunque no siempre están a la altura del ideal, no obstante, tienen el deseo sincero de superar cualquier definición mortal de sí mismos, a fin de seguir el ejemplo de Jesús y sus enseñanzas para sacar a la luz su verdadera identidad espiritual. Se dan cuenta de que nadie puede hacerlo por ellos.

Se podría decir, que la Ciencia Cristiana es un cristianismo “maduro”. Sus miembros no esperan que otros les digan cómo pensar o actuar, sino que recurren diariamente a la Biblia y a los escritos de Mary Baker Eddy para discernir los ideales morales y espirituales inmutables que les permitan avanzar en la sociedad moderna en la que viven, y donde las normas y prácticas sexuales están cambiando constantemente. Muchos han encontrado dirección y orientación intemporal en el capítulo “El matrimonio” de Ciencia y Salud (págs. 56-69); en artículos de Escritos Misceláneos 1883-1896, como “Matrimonio” (págs.. 285-290), “Un Estatuto de la Ciencia Cristiana” (págs. 297-298), “Fidelidad” (págs. 339-344), y “Prevención y curación del divorcio”, de La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea (págs. 268-269).

El Manual de la Iglesia estipula que un solicitante “debe creer en las doctrinas de la Ciencia Cristiana” (págs. 34). De esta manera, aquel que recomienda a un solicitante, se vuelve de manera natural a la Biblia y a los escritos de Mary Baker Eddy para comprender más claramente las normas morales y las exigencias espirituales. Como todos tenemos que progresar espiritualmente, es importante que quien firme su aprobación tenga la certeza de que el solicitante demuestra suficientemente su ideal de ser miembro y de seguir progresando. Esta decisión entonces actúa como una levadura que eleva el pensamiento dentro de la comunidad de miembros y en el mundo.

Oficina del Secretario de La Iglesia Madre

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