Comencé a asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana cuando tenía diecinueve años. Estas enseñanzas me han ayudado a comprender que Dios protege y cuida de cada uno de Sus hijos.
Hace varios años, tuve que turnarme con mis hermanos para cuidar a mi padre, quien había sido hospitalizado. La noche que estaba cuidándolo yo, empecé a sentirme muy mal, y un médico me dijo que tenía neumonía.
Regresé a mi casa, y empecé a orar por mí misma. Leía la Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana, tratando de aplicar lo que estaba aprendiendo. Durante el día, por lo general, me sentía mejor, pero por la noche me invadía un temor muy grande pensando que no podría respirar normalmente. Esto continuó por varias semanas.
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