Cerca de mi casa hay una clásica iglesia de pueblo que tiene más de 100 años. El clima de Nueva Inglaterra ha dado a sus tejas de madera el típico color gris de Cape Cod. No hace mucho, tuvieron que encofrarla y levantarla, pues su fundamento de piedra se había desmoronado. Entonces los albañiles reconstruyeron la base para que los carpinteros pudieran volver a colocar la histórica superestructura. Una vez más está abierta al público para adorar y asistir a los eventos de la comunidad.
Para que una iglesia se mantenga en pie es esencial que tenga un sólido apuntalamiento. No obstante, donde el cemento y la piedra se debilitan con el tiempo, el cimiento espiritual perdura. De hecho, el fundador del cristianismo no dejó atrás ninguna estructura material como evidencia de una religión sustancial. Fueron simplemente sus enseñanzas, confirmadas mediante ejemplos prácticos, las que constituyeron su edificio de iglesia. “Jesús estableció su iglesia y mantuvo su misión sobre el fundamento espiritual de la curación-Cristo” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 136).
Toda iglesia, sociedad o grupo de la Ciencia Cristiana alrededor del mundo, se apoya sobre esta base: la curación mediante el Cristo. Cada testimonio que se ofrece en las reuniones de los miércoles y en nuestras publicaciones, refuerza ese fundamento espiritual y hace que la Iglesia sea inamovible, cualquiera sea la adversidad que se presente en nuestro camino, ya sean tormentas externas del clima, o tormentas internas de opinión.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!