Al igual que muchas otras iglesias, nuestra iglesia filial de la Ciencia Cristiana, tuvo que lidiar con un descenso en el número de miembros debido a cambios demográficos, y todos teníamos el deseo de que una vez más se afiliaran nuevos miembros.
Durante un tiempo realizamos reuniones periódicas con los miembros interesados en hacer trabajo metafísico y orar por la iglesia, y para estas reuniones nos preparábamos cuidadosamente profundizando nuestro estudio de los escritos de Mary Baker Eddy. Además, ocasionalmente preparábamos un informe que enviábamos por correo a todos los miembros para incluir también a los que no habían estado presentes. Mucho tiempo y oración se invirtieron en estas actividades. A pesar de ello, no se veía mucho progreso. No obstante, yo estaba decidida a mantenerme activa, seguir orando y no desanimarme.
Al orar me di cuenta de que es importante distinguir entre la administración de la iglesia, que es la forma externa requerida de toda entidad constituida —como es una iglesia filial de la Ciencia Cristiana— y el propósito real de la Iglesia, como Mary Baker Eddy lo establece en el Manual de la Iglesia. Allí dice que el propósito de la Iglesia es “conmemorar la palabra y las obras de nuestro Maestro, la cual habría de restablecer el Cristianismo primitivo y su perdido elemento de curación” (pág. 17).
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