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Juntos y cementados

Del número de mayo de 2014 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Publicado asimismo en el Christian Science Journal de Mayo de 2014.


Sentados en un típico servicio religioso de la iglesia de la Ciencia Cristiana, bien podríamos entender por qué alguien, al mirar a su alrededor, tal vez sienta que, según las apariencias, tiene poco en común con las otras personas presentes. Puede que no haya alguien de la misma edad, raza, partido político, nivel de ingresos, o con aficiones e intereses remotamente similares. Por supuesto, muchas personas han encontrado en la iglesia amigos de toda la vida, incluso cónyuges. Pero la hebra que une a los miembros de la iglesia rara vez es evidente en la superficie. No es hasta que estás ahí sentado orando con todo tu corazón, que de repente tomas consciencia de que los otros están orando también. Y lo sientes. Realmente sientes que compartes con todos esa poderosa unidad de espíritu, que está afirmando y extendiéndose para sentir más el Espíritu infinito, el Amor y la Verdad; para sentir más a Dios. Entonces sabes que la Iglesia ayuda enormemente al mundo.

Tal vez hayas tenido la experiencia de asistir a una reunión de testimonios de los miércoles, cuando en realidad no tenías ganas de ir, y mucho menos compartir algo sobre Dios con otras personas. Sin embargo, en algún momento, el mensaje de la Biblia y de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, que estabas escuchando, produjo un sentimiento muy especial en tu corazón, o una persona se puso de pie y relató cómo un conocimiento más profundo del Cristo trajo curación a su vida. Y la sinceridad, la humildad y el espíritu de la curación mediante el Cristo de ese testimonio, permaneció contigo y sanó algún aspecto de tu propia vida.

Toda sensación de que estamos separados los unos de los otros en la iglesia, es sustituida por una gratitud genuina y el reconocimiento de que estamos todos unidos en el amor de Dios y el hombre, y eso es lo que da a nuestra iglesia su razón de ser. En la carta a los Efesios, el escritor habla de esta experiencia diciendo que Cristo derriba la “pared intermedia de separación” (2:14).

Hay días en que puede haber cientos de razones para sentirse separados de los demás en la iglesia. Puede haber mil razones por las que nos sentimos indignos o incapaces de sentir la presencia de la Verdad en la iglesia. No obstante, hay una razón para unirse con esta Iglesia, la cual anula todas las otras razones que nos harían dudar, y ese es nuestro deseo, expectativa y disposición de ser motivados por el poder sanador del Cristo, la Verdad. Sobre esto está fundada nuestra Iglesia, y es sobre lo que seguimos construyendo nuestras vidas. No es de sorprender que Mary Baker Eddy —refiriéndose metafóricamente a las distintas piezas que componen un muro— escribiera en un mensaje a su Iglesia, que podía ver los “rostros alegres, radiantes de gratitud [de los miembros], en las junturas de los históricos muros de La Iglesia Madre” (Mensaje a la Iglesia Madre para el año 1900, pág. 1).

¡Qué alegría es saber que con cada curación mediante el Cristo que se experimenta y es relatada en la Ciencia Cristiana, esa sensación de estar juntos y “cementados” en la Iglesia continúa!

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