Hace unos dos años de repente empecé a experimentar dificultad para caminar, y tenía dolor en una de mis piernas. Al principio, era muy sutil y no pensé mucho sobre el asunto. Pero a medida que los días pasaban, el dolor se intensificó y empecé a renguear y a tener dificultades para subir escaleras.
Entonces me di cuenta de que tenía que orar para obtener una mejor comprensión de mi identidad espiritual. En la Ciencia Cristiana aprendemos que la curación viene a medida que nuestro pensamiento se transforma, de manera que podamos entender mejor nuestra relación con Dios. Somos hijos de Dios, creados por Él a su imagen y semejanza espiritual. Por lo tanto, nuestra identidad no es material y no está definida por el cuerpo. En cambio, nuestra verdadera naturaleza es espiritual y perfecta. Lo que experimentamos como curación ocurre cuando los sentidos corporales ceden a este entendimiento correcto acerca de la verdadera naturaleza de nuestro ser.
Sin embargo, mi curación no se produjo inmediatamente. Así que decidí pedirle a una practicista de la Ciencia Cristiana que me ayudara a través de la oración. Juntas consideramos más profundamente la verdad de que mi identidad espiritual esta siempre intacta. Nuestras oraciones reconocieron que, en realidad, nunca había sido afectada por un problema en la materia, puesto que mi ser espiritual nunca había dejado de expresar la perfección.
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