En mi casa teníamos un mueble como de un metro de altura, donde había una pantalla de computadora vieja, que pesaba casi tanto como una televisión de las de antes. Fui a sacar unas cosas de debajo del mueble y la pantalla se me vino encima golpeándome fuertemente la cabeza.
Mi mamá corrió a asistirme y con la persona que trabaja en casa, me ayudaron a subir a la cama más cercana. En ese momento, yo sólo pensaba en el dolor. Pero mi mamá me ayudó a ver que había algo más que yo podía hacer. Podía orar. Así que llamó a una practicista de la Ciencia Cristiana que me dio a leer algunas citas del libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy.
Me ayudó mucho conversar con ella, pues me explicó cosas que uno a veces no alcanza a percibir porque te encuentras como en estado de shock. Entonces me hizo ver precisamente lo que yo no lograba ver en ese momento acerca de Dios, y la Vida, la Verdad y el Amor. También insistió en que yo no podía estar en una situación equivocada, o errónea.
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