¿Te has sentido alguna vez ansioso por el clima o alguna otra situación aparentemente fuera de control? Podemos sentirnos reconfortados al saber que siempre estamos bajo la protección de Dios. En el libro de los Hechos en la Biblia, leemos que San Pablo sobrevivió naufragios y muchas otras dificultades, incluso la mordedura de una serpiente venenosa. Siento que las numerosas pruebas de la presencia y el poder de Dios son profundamente inspiradoras.
Por ejemplo, antes de navegar a Italia, Pablo oró para ser guiado. Entonces advirtió con urgencia al dueño del barco y a Julio, el centurión, que la travesía sería desastrosa si no retrasaban el viaje. Pero el barco zarpó de todos modos, en dirección a una violenta tormenta. Sin embargo, el valor y la confianza que tenía Pablo en Dios era invencible. Enfrentaron tempestades durante dos semanas. Y después de orar intensamente, Pablo los alentó a todos, diciéndoles que un ángel de Dios, un mensaje divino, le había dicho que el barco se perdería, pero que los 276 hombres a bordo —prisioneros, tripulación y soldados— estarían a salvo. A partir de ese momento, Julio y los otros prestaron atención a las órdenes de Pablo y sobrevivieron el naufragio (véase Hechos 27).
Podríamos preguntarnos: “¿Qué era lo que Pablo sabía con tanta certeza? ¿Acaso esa misma guía divina y amorosa protección están a nuestro alcance hoy en día?”
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