Hoy en día, al enfrentarnos con la corrupción en el gobierno, es posible que nos preguntemos cómo podemos tener la esperanza de que haya progreso. Al buscar respuestas, muchos encuentran palabras de aliento en la Biblia, que hablan de tener esperanza en Dios cuando enfrentamos desafíos en la vida: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios” (Salmos 42:11).
Lo que aprendemos del ejemplo perfecto de Cristo Jesús puede apoyar fuertemente esta esperanza, pues él comprendía que el único reino y verdadero gobierno es el de Dios, y que Dios es el único y verdadero poder en el universo (véase Mateo 6:9–13). Él demostró mediante sus obras sanadoras que la corrupción, en el gobierno o en cualquier lado, se basa en la percepción de que vivimos en un mundo material en deterioro, y que este punto de vista se corrige mediante un entendimiento de la realidad espiritual, la cual está arraigada en Dios, que es Espíritu.
Hoy, es posible seguir el ejemplo de Jesús y orar con persistencia y mantener nuestra esperanza en Dios. Esto puede hacerse afirmando que Dios, el Espíritu, es el único poder verdadero que gobierna el universo, incluso a los líderes y a las naciones. La Biblia también afirma que Dios es bueno (véase, por ejemplo, Salmos 143:10). De manera que toda propensión de los líderes a ser corruptos o inmorales no tiene absolutamente ninguna base en Dios y, en consecuencia, no tiene ningún fundamento.
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