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Original Web

Persistencia impulsada por la esperanza y la convicción

Del número de febrero de 2018 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 25 de diciembre de 2017 como original para la Web.


Hoy en día, al enfrentarnos con la corrupción en el gobierno, es posible que nos preguntemos cómo podemos tener la esperanza de que haya progreso. Al buscar respuestas, muchos encuentran palabras de aliento en la Biblia, que hablan de tener esperanza en Dios cuando enfrentamos desafíos en la vida: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios” (Salmos 42:11).

 Lo que aprendemos del ejemplo perfecto de Cristo Jesús puede apoyar fuertemente esta esperanza, pues él comprendía que el único reino y verdadero gobierno es el de Dios, y que Dios es el único y verdadero poder en el universo (véase Mateo 6:9–13). Él demostró mediante sus obras sanadoras que la corrupción, en el gobierno o en cualquier lado, se basa en la percepción de que vivimos en un mundo material en deterioro, y que este punto de vista se corrige mediante un entendimiento de la realidad espiritual, la cual está arraigada en Dios, que es Espíritu.

Hoy, es posible seguir el ejemplo de Jesús y orar con persistencia y mantener nuestra esperanza en Dios. Esto puede hacerse afirmando que Dios, el Espíritu, es el único poder verdadero que gobierna el universo, incluso a los líderes y a las naciones. La Biblia también afirma que Dios es bueno (véase, por ejemplo, Salmos 143:10). De manera que toda propensión de los líderes a ser corruptos o inmorales no tiene absolutamente ninguna base en Dios y, en consecuencia, no tiene ningún fundamento.

La fundadora de esta publicación, Mary Baker Eddy, explica: “Dios no podría nunca impartir un elemento del mal, y el hombre no posee nada que él no haya derivado de Dios. ¿Cómo, entonces, tiene el hombre una base para obrar mal? ¿De dónde obtiene él la propensión a hacer el mal o el poder de hacerlo? ¿Ha cedido el Espíritu a la materia el gobierno del universo?” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 539). Al entender la omnipotencia del Espíritu, aunque sea en cierto grado, vemos que la respuesta es un resonante “¡No!”.

Y el fuerte ejemplo de Cristo Jesús puede seguir alentándonos, porque fue su clara comprensión de la relación espiritual que el hombre tiene con Dios, como Su linaje puro y perfecto, lo que lo capacitó para transformar a las personas que cometían actos de maldad, tal como Zaqueo (véase Lucas 19). Al hablar de la capacidad de Jesús para reformar y sanar, la Sra. Eddy escribe: “Jesús contemplaba en la Ciencia al hombre perfecto, que a él se le hacía aparente donde el hombre mortal y pecador se hace aparente a los mortales”. Ella continúa: “Así Jesús enseñó que el reino de Dios está intacto, es universal, y que el hombre es puro y santo” (Ciencia y Salud, págs. 476–477).

La comprensión de la naturaleza moral y pura del hombre como linaje espiritual de Dios, puede ayudarnos a terminar con la corrupción. Este punto de vista espiritual nos demuestra que Dios siempre ha sido el verdadero gobernador del hombre, y que la inmoralidad no ha tenido jamás ningún control. Al mantenernos firmes en estas verdades, y orar con persistencia impulsados por una fuerte esperanza en Dios y la convicción de Su bondad y omnipotencia, podemos tener la expectativa de ver una disminución en la corrupción, en el gobierno y en otras partes del mundo.

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